El Banco Mundial critica las barreras comerciales de los países ricos

El Banco Mundial prevé que el comercio internacional crezca un 12,5% este año, la tasa más alta desde la primera crisis del petróleo de principios de los años setenta. Sin embargo, el banco advierte que los países pobres no se beneficiarán tanto como debieran de esa reactivación del comercio por las altas tarifas de importación que los países industrializados imponen sobre ciertos productos, como los alimentos básicos. Y esos bienes son los que conforman la mayor parte de las exportaciones de los países pobres.

El informe Perspectivas económicas globales y los países en desarrollo, que ha sido dirigido por el economista jefe del Banco Mundial, Nick Stern, es una dura crítica a los países industrializados. Estos países, supuestos paladines del libre comercio, serán los responsables, según el informe, de que los países pobres no se beneficien del gran crecimiento del comercio internacional que se prevé para este año.A pesar de que EE UU, Canadá, la UE y Japón, tienen unos aranceles de importación medios que van de un mínimo del 4,3% en Japón al 8,3% en Canadá, sus obstáculos tarifarios y comerciales son mucho más elevados en el caso de muchos productos exportados por los países en desarrollo.

Las tarifas para productos como la carne, el azúcar, la leche y el chocolate superan con frecuencia el 100%. Para las frutas y hortalizas, los tipos pueden llegar al 180% - caso de los plátanos que se importan por encima de la cuota fijada por la UE- e incluso al 550% y el 132% -caso del cacahuete pelado en Japón y EE UU, respectivamente-. En los textiles, el vestido y el calzado, las tasas arancelarias también se sitúan con frecuencia entre el 15% y el 30%. A estos obstáculos deben sumarse las subvenciones agrícolas. Sólo en 1999, los países de la OCDE gastaron más de 56 billones de pesetas en ayudas al sector.

Según el informe, "este proteccionismo impide que los países en desarrollo, con excepción de los que demuestran mayor eficiencia en la producción agrícola, penetren en los mercados de los países industrializados, al mismo tiempo que permite a los productores más ineficientes de los países ricos mantener su cuota de mercado". "El éxito de muchos países en desarrollo en la exportación de productos que gozan de menos protección y subvenciones, como las frutas y hortalizas y flores cortadas de África, permiten pensar también que, si se reduce la protección a la agricultura, muchos de los países más pobres podrían aumentar sus exportaciones", añade el documento.

El aviso del Banco Mundial concluye que la situación contribuye a que los países pobres estén penalizados doblemente. Por un lado, "las barreras proteccionistas limitan su capacidad de aumentar sus ventas de productos primarios". Por otro, "las deficiencias de sus instituciones y políticas internas representan una traba cuando desean superar los obstáculos comerciales mediante un aumento de la inversión o un recorte de costes".

Fuentes del banco creen que el informe será una importante herramienta negociadora para los países pobres en la próxima ronda de medidas liberalizadoras del comercio. Tras el fracaso de Seattle en 1999, la Organización Mundial de Comercio prevé lanzar una nueva ronda negociadora en noviembre de 2001.