El Supremo de Florida da la razón a Gore
En otro espectacular giro en la interminable noche electoral estadounidense, el Tribunal Supremo de Florida concedió ayer a Al Gore un gran triunfo que resucitó sus esperanzas de conquistar la Casa Blanca. El máximo organismo judicial de Florida rechazó la sentencia dictada el lunes por el juez Sanders Sauls, que ratificaba la victoria oficial de George Bush por 537 votos, y ordenó la inmediata realización en todo el Estado de recuentos manuales de las papeletas rechazadas por las máquinas, comenzando por las 9.000 de Miami-Dade. Bush anunció una apelación ante el Supremo de Estados Unidos. El llamado "guión de pesadilla", la posibilidad de que el pulso por la Casa Blanca se prolongue hasta bien entrado enero, es cada vez más verosímil.
Por cuatro votos a tres, incluidos en los contrarios el del presidente del tribunal, Charles Wells, el Supremo de Florida devolvió la batalla en ese Estado prácticamente a su casillero de salida.Entre otras cosas, el tribunal también ordenó que se añadan en la cuenta de Gore 215 votos de Palm Beach y 168 de Miami-Dade, que no fueron incluidos por Katherine Harris, la secretaria de Estado republicana, en la certificación de resultados oficiales que efectuó el 26 de noviembre. La ventaja de Bush quedó así reducida de un plumazo a 154 sufragios sobre casi seis millones emitidos en Florida.
Es una delantera que bien puede evaporarse cuando sean escrutadas a mano las 9.000 papeletas en litigio de Miami-Dade. Y la cosa puede complicarse aún más porque el Supremo de Florida también ordenó que se efectúe un recuento manual de todas las papeletas rechazadas por las máquinas en todos los condados de Florida.
Son, según cálculos periodísticos, unas 43.432, incluidas las de Miami-Dade, en más de 60 condados. En teoría, todo ello debe realizarse en los cuatro días que quedan hasta la fecha límite -el próximo 12- establecida para que Florida tenga claros sus 25 compromisarios en el Colegio Electoral que elige al presidente.
La decisión del Supremo de Florida, seis de cuyos siete magistrados fueron nombrados por gobernadores demócratas, es "una victoria para la justicia, la transparencia y la democracia en sí", declaró esta madrugada Bill Daley, jefe de la campaña de Gore.
Triunfo para Gore
Lo seguro es que este explosivo pronunciamiento supuso una tremendo triunfo para Gore, que empezaba a encontrarse en una posición desesperada. Poco antes, su situación se había agravado por otra derrota demócrata en los tribunales, en las batallas de Seminola y Martin.Gore ya sólo contaba con la decisión que adoptara el Supremo de Florida y ésta, que llegó a las 10 de la noche, hora peninsular española, le fue favorable. Se acallaron así los llamamientos a que el candidato demócrata preparara su discurso de aceptación de la derrota en los comicios del 7 de noviembre. Gore salió de las cuerdas y regresó al centro del cuadrilátero, con posibilidades de ganar la Casa Blanca.
James Baker, el apoderado de Bush en Florida, anunció está madrugada la apelación ante el Tribunal Supremo de Estados Unidos. Baker declaró que la "triste" sentencia de los magistrados de Tallahassee prolonga la "incertidumbre" en la que Estados Unidos lleva sumido desde el 7 de noviembre. "Esto es lo que ocurre cuando un candidato adopta la decisión sin precedentes en la historia moderna del país de intentar cambiar con demandas judiciales los resultados de unas elecciones", dijo.
La crisis constitucional quedó servida. Mientras el estupor se abatía sobre Bush, que imaginaba una victoria definitiva este fin de semana, los republicanos de Florida se preparaban para desafiar al Supremo de su Estado.
Invocando una ley del siglo XIX, el Legislativo de Florida, de mayoría republicana, podría nombrar directamente en los próximos días a 25 compromisarios en el Colegio Electoral favorables a Bush. Es altamente probable que este conflicto entre los poderes legislativo y judicial desemboque con la presentación en Washington, el 18 de este mes, de dos grupos distintos de compromisarios de Florida en el Colegio Electoral: los de Gore y los de Bush. La pelea se prolongaría hasta enero y alcanzaría al Congreso de Estados Unidos.
Dos derrotas previas
Antes de la sentencia del Supremo de Florida, dos jueces demócratas de Tallahassee, Terry Lewis y Nikki Clark, habían clavado el que parecía penúltimo remache en el ataúd de las ambiciones presidenciales de Gore.El vicepresidente no era parte demandante en estos casos, pero sí militantes de su partido. Éstos pedían a los magistrados que arrojaran a la papelera unos 25.000 votos por correo emitidos en Seminola y Martín. Argumentaban las probadas irregularidades cometidas por funcionarios republicanos a la hora de rellenar los formularios de muchas de las solicitudes de esos votos por correo.
Pero los dos jueces fallaron ayer a favor de Bush, negándose a excluir 25.000 votos por correo del cómputo electoral de Florida. Aunque habían celebrado juicios por separado, Lewis y Clark emitieron un veredicto conjunto. "A pesar de las irregularidades en las peticiones de voto por correo, ni la santidad ni la integridad de los sufragios se vieron comprometidas", declararon. "Los resultados de las elecciones (en Seminole y Martín) reflejan de modo completo y justo la voluntad de los votantes".
La explicación de este monumental embrollo la dio ayer Wells, el presidente del Supremo de Florida. "El margen de error en nuestro sistema electoral", escribió en su opinión disidente, "es muy superior al margen de victoria en estos comicios de uno u otro candidato". Esa es la clave. Nunca podrá saberse con certeza quién ganó el 7 de noviembre. Entretanto, la pelota pasa al tejado del Tribunal Supremo de EE UU, muy reticente a inmiscuirse en esta querella de Florida. Las maniobras legales comenzaron esta madrugada, cuando los republicanos presentaron una petición urgente ante el Tribunal de Apelaciones de Atlanta para que paralice cualquier recuento manual hasta que no se pronuncien los nueve magistrados de Washington. Todos estos acontecimientos volvieron a colocar en el terreno de la inseguridad el ascenso a la Casa Blanca de un Bush que ha ido actuando como potencial presidente electo desde que Katherine Harris le otorgó la victoria en Florida. Y reabrieron la posibilidad de que Gore termine sucediendo a Bill Clinton.
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