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Luxemburgo abre una campaña para cambiar su imagen de paraíso fiscal

Cristina Galindo

Luxemburgo quiere lavar su imagen. El Estado más pequeño de la UE y el quinto más próspero es uno de los mayores centros financieros del mundo gracias a los incentivos fiscales excepcionales.Así se ha ganado el cartel de país-banco. "Sabemos que en España nuestra imagen es ante todo de paraíso fiscal, pero no lo somos", afirma Lydie Polfer, ministra de Asuntos Exteriores y Comercio. Polfer recuerda que su país asumirá la armonización fiscal aprobada por la UE si terceros países, como Suiza, aplican las mismas normas.

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Luxemburgo se enfrenta, además, ahora a la ofensiva comunitaria contra su sistema fiscal y su codiciado secreto bancario, en un intento de parte de Europa de frenar la evasión de impuestos en su territorio y en favor de la homogeneización fiscal en la EU. "Es cierto que nuestro sistema fiscal anima a la inversión, pero hemos venido aquí para dar una imagen más completa de nuestro país", comentaba recientemente la ministra Polfer durante su visita a Madrid.La ministra llegó acompañada de una treintena de empresarios luxemburgueses con el propósito de "estrechar lazos" y demostrar que no sólo de los bancos vive Luxemburgo. De las 240.000 personas que trabajan en ese país, 21.197 eran empleados de la industria financiera al terminar 1999. "Eso es sólo el 10% y demuestra que el sector financiero sólo es una parte. Somos un país felizmente industrializado". Cuentan, entre otras, con la firma de satélites Astra o la CLT-UFA, una de las mayores cadenas de entretenimiento.

Pero Luxemburgo combatió con éxito el declive de su antes boyante industria básicamente con una sofisticada economía orientada a los servicios. Su producto interior bruto ha crecido al 5% desde 1985 -la crisis de los noventa casi pasó inadvertida-, las cuentas públicas son las más sanas de Europa y el empleo -se prevé una tasa de paro del 2,7% este año- es el más bajo.

La industria financiera continúa su robusto crecimiento. El empleo en este sector se incrementó un 7% el año pasado. Un total de 210 bancos manejan activos por 600.000 millones de euros (casi 100 billones de pesetas), más del producto interior bruto español (93,7 billones en pesetas corrientes en 1999). Hay sucursales bancarias de los principales países europeos, pero sólo una es española: Bankpyme.Polfer se traslada a 1991 para hallar la explicación. Ese año, Luxemburgo fue incluido en una de las listas internacionales de paraísos fiscales, donde el fraude fiscal y el dinero negro campan a sus anchas. "Hace tiempo que no estamos en ninguna lista", replica. En los 20 minutos que duró la entrevista, ése fue el único momento en el que la ministra, una mujer afable y de actitud moderada de 48 años, elevó el tono de voz: "Quizás sea ésa la razón por la que apenas hay bancos españoles en Luxemburgo, pero no somos un paraíso fiscal".

Los ministros comunitarios de Economía y Finanzas acaban de llegar a un acuerdo para gravar los rendimientos del capital con la intención de poner freno a la evasión fiscal. La directiva, que tendrá efectos en 2003, detalla un régimen para aquellos países, encabezados por Luxemburgo, que han rehusado intercambiar información con otras autoridades fiscales.

Luxemburgo disiente. Bloqueará la directiva a menos que un grupo de terceros países, en particular Suiza (que sí está en algunas listas de paraísos fiscales), acepten aplicar en su territorio medidas similares. "Tenemos que ver qué pasa en los países de nuestro alrededor, como Suiza, Lietchtenstein, las islas del Canal", señalaba Polfer. El perfil de la directiva responde al clásico compromiso entre dos extremos. Los planes comunitarios contemplan una etapa transitoria, que entrará en vigor en 2003. Durante esa fase, Luxemburgo, Austria y Bélgica podrían aplicar una retención en origen del 15%, que se elevará al 20%. Por encima de todo, el Gobierno luxemburgués sostiene que se debe evitar cualquier sistema que invite a la fuga de miles de millones de euros hacia países no comunitarios. "¿Por qué vamos a eliminar las ventajas que tenemos en Europa y dejar que los inversores vayan a llamar a la puerta de al lado?", comentaba Polfer. "No tiene sentido para nadie".

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Sobre la firma

Cristina Galindo
Es periodista de la sección de Economía. Ha trabajado anteriormente en Internacional y los suplementos Domingo e Ideas.

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