_
_
_
_
Tribuna:LA SITUACIÓN EN EL PAÍS VASCO
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

En ningún caso

ETA empezó su actividad terrorista antes de la transición. Hay, por tanto, en sus orígenes un componente antifascista. Pero el terror de ETA ha estado dirigido fundamentalmente contra la democracia española y no contra el régimen del general Franco. Tanto desde un punto de vista cuantitativo como cualitativo, no tiene comparación el terror practicado por ETA contra la dictadura con el practicado contra la democracia.Quiere decirse, pues, que la democracia española tuvo que constituirse en medio de una presión terrorista extraordinariamente intensa y que ha tenido que afirmarse sin que la amenaza terrorista haya dejado de estar presente. Hemos tenido, por tanto, que tener permanentemente una política antiterrorista. O lo que es lo mismo: el antiterrorismo ha sido un componente esencial de la política española que permitió la imposición, primero, y la consolidación, después, de un Estado democrático.

Dicha política ha girado en torno a dos ejes: la Constitución y el Estatuto de Autonomía como marco jurídico de la acción política y la unidad de todos los partidos en el aislamiento político del terror.

De esa política solamente se han excluido en determinados momentos Alianza Popular y el PNV. AP desde el momento constituyente y hasta bien pasada la mitad de los ochenta. AP ni aceptaba el Título VIII de la Constitución ni estuvo a favor del Estatuto de Gernika. Si hoy la Constitución y el Estatuto de Autonomía es el marco de convivencia para el País Vasco no es por el PP, sino a pesar del PP. Todos nos alegramos de que el PP rectificara. Pero conviene que no se olvide.

Y conviene que no se olvide porque el PNV ha abandonado el marco constitucional-estatutario y la política de unidad democrática contra ETA al final de la primera legislatura en que el PP ha ocupado el Gobierno de la nación. ¿Qué es lo que ha ocurrido para que el PNV, que había sido un componente esencial de la estrategia antiterrorista desde 1979, la haya abandonado en 1998? ¿Por qué con el PP y no antes? ¿Por qué el PP y el PNV se pusieron de acuerdo en casi todo entre 1996 y 1998 dejando aparcada como área de desacuerdo la política antiterrorista? ¿No ha tenido que ver el Gobierno del PP con la deriva del PNV hacia Lizarra?

La respuesta en estos interrogantes está lejos de ser clara e inequívoca. No cabe duda de que el PNV firmó voluntariamente el Pacto de Lizarra y se autoexcluyó con ello de la política antiterrorista común. Pero tampoco debe haberla de que el Gobierno no puede presentarse ante los ciudadanos como si él no tuviera responsabilidad alguna en la ruptura de dicha política antiterrorista, que se venía practicando desde la entrada en vigor de la Constitución y el Estatuto.

Desgraciadamente, el Gobierno del PP no es la solución en la política antiterrorista, sino una parte del problema. Ha convertido la estrategia antiterrorista en una estrategia antinacionalista, conduciéndonos de esta manera a un callejón sin salida. Y pretende, además, que los demás partidos democráticos, y en particular el PSOE, lo secunden.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Y en este terreno hay que ser inflexible. No se puede aceptar en ningún caso que la política antiterrorista se convierta en política antinacionalista. No solamente no se puede firmar nada en este sentido, sino que no se puede aceptar de facto una política de esta naturaleza.

El PNV tiene que rectificar. Pero el PP también. La Constitución y el Estatuto tienen que continuar siendo el marco de la conviviencia. Y tienen que continuar siéndolo porque no son un apaño, sino la mejor expresión de la constitución territorial de España y también, por tanto, del País Vasco. Pero, justamente por eso, no pueden ser utilizados como armas arrojadizas, sino como elementos de integración. No se puede hacer uso de la Constitución y el Estatuto como se hacía uso de la bandera cuando el Athletic visitaba el Bernabéu en los primeros años de la democracia. Así no se va a ningún lado.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_