Los literatos en su escenario

Es la reunión de los grandes literatos europeos de este siglo, de aquellos escritores que abogaron por un compromiso con su obra o con el mundo en que vivían. Ana Teresa Ortega recuerda con sus fotografías en metacrilato no sólo a los seres humanos literatos, sino su relación ética y estética con el tiempo que les tocó vivir. La exposición, que se inauguró el lunes pasado, se presenta hasta el próximo 5 de diciembre en la sala Trayecto de Vitoria (Gustavo de Maeztu).Todo comenzó con Primo Levi, memoria herida e indispensable del holocausto judío. A partir de él, la creadora valenciana comenzó a elaborar una serie de imágenes que engarzan a escritores en espacios vinculados con su creación o con su vida. Ortega destaca que sus elegidos son básicamente poetas, filósofos o dramaturgos, pero también figuran narradores.

Eso sí, no es la narrativa tradicional. Los autores que se pasean por estas fotografías en blanco y negro y de gran formato son los clásicos de cierta literatura de vanguardia del siglo XX. Ahí están Antonin Artaud junto a Milan Kundera, Nadine Gordimer y Mijail Bulgakov, Samuel Beckett y James Joyce, y, sobre todos ellos, la mirada huidiza y las orejas salidas de uno de los retratos más conocidos de Franz Kafka.

Quizás sea esa ausencia de identidad nacional que presenta el autor de La metamorfosis, siempre en busca de la obra literaria perfecta, la que rodea las creaciones de Ortega. Las imágenes de los escritores (tomadas de Internet o de revistas literarias) se han proyectado sobre fondos arquitectónicos vinculados con su obra. O, como en el caso de Bulgakov o George Orwell, el juego con el entorno llega al punto de que el artista figura en un segundo término, como si fuera un mero observador de lo que ocurre o va a pasar a su alrededor.

La técnica que ha utilizado Ana Teresa Ortega -licenciada en Bellas Artes por la Universidad del País Vasco y profesora en la de Valencia- es sencilla. Ha proyectado las imágenes seleccionadas de sus autores preferidos, las ha duplicado, se ha divertido con ellas, en fin, para luego tomar una fotografía que ha reproducido como si fuera negativo sobre una gran superficie trasparente que le permite además el juego con las sombras sobre la pared.

Así, James Joyce se presenta con la mirada esquiva, dirigida a una esquina del cuadro en el que dominan unas escaleras que quieren dar la idea de viaje, algo tn presente en la vida del autor irlandés. Y es este concepto el que se desprende de las 16 imágenes que se muestran en la sala Trayecto. "Es el viaje casi como exilio: puede ser interior como el de Pessoa o exterior como el de escritores que se vieron obligados a marchar al extranjero como María Zambrano", comenta la artista.

Una vez más, la creadora valenciana ha trabajado sobre la memoria y los medios de comunicación, un asunto recurrente en su obra como ya mostró en su aportación a la muestra Bordes inasibles, celebrada este año en la sala Amárica de Vitoria.