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El adiós del hombre que abrió la puerta al cambio

Con la salida de Ernesto Zedillo de la presidencia se pone fin a 71 años de Gobiernos del PRI en México

Juan Jesús Aznárez

El 21 de noviembre, un día después de haber sido aclamado en la X Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno de Panamá, el presidente mexicano, Ernesto Zedillo, era insultado en el Auditorio Plutarco Elías Calles de la capital federal: "¡Traidor! ¡Vendido! ¡Muera Zedillo!" El gobernante entrará en la historia como el Judas causante de la derrota del Partido Revolucionario Institucional (PRI) el 2 de julio, o el político providencial que liquidó 71 años de dictadura encubierta. Zedillo, que anunció su retirada de la política y negó que su motivación hubiera sido pasar a la historia, atribuye a la guerrilla zapatista parte de las responsabilidades en la catástrofe financiera de 1994.Televisa emitirá hoy, a dos días de la investidura presidencial de Vicente Fox, una grabación de cuatro horas con el jefe de Gobierno que inauguró su mandato, en diciembre de 1994, inmerso en una crisis que puso a México al borde de la bancarrota al causar una fuga masiva de capitales. Las culpas, según la mayoría de los analistas, deben repartirse entre el presidente saliente entonces, Carlos Salinas de Gortari (1988-1994), cuya bandas semirrígidas de flotación de la moneda no funcionaron, y la Administración de Zedillo, al decidir una abrupta devaluación del peso que originó ruinas empresariales y familiares en cadena.

El presidente, sin embargo, aporta en sus declaraciones dos nuevos aspectos de la crisis: la globalización y la guerrilla. "Se pudo haber dicho que iba a haber una devaluación; se pudieron haber dicho muchas cosas, pero no había ningún antecedente en el mundo sobre una crisis de esta naturaleza para una de las llamadas economías emergentes. México fue tristemente, por decirlo así, conejillo de Indias de la globalización financiera que ahora vivimos". Un rescate oficial de más de 65.000 millones de dólares (13 billones de pesetas) evitó el colapso del sistema. La servidumbre de esa deuda, sin embargo, marcó el mandato de Zedillo.

"Parte de la gran fuga de capitales que precipitó la crisis", agregó en la entrevista, cuyos puntos más importantes adelantó la revista Proceso, "se da con un acto de despligue publicitario que hizo el EZLN a mediados del mes de diciembre [1994]". El presidente mexicano niega haber sido el culpable de la ruptura del diálogo con los zapatistas y el subcomandante Marcos a propósito del denunciado incumplimiento gubernamental de los acuerdos de San Andrés de 1996 sobre autonomía indígena. "Es absolutamente falso. El que rompió unilateralmente el diálogo fue el EZLN".

Zedillo, economista de 48 años, que apenas ha concedido entrevistas a la prensa durante su Gobierno, sabe a lo que no se va a dedicar: a la política. "No quiero jugar ningún papel público relevante que tenga que ver con la política de México, pero aquí voy a vivir, ésta es mi casa, ésta es mi patria y desde aquí trabajaré en lo que pueda". Ernesto Zedillo y su familia han trasladado muebles y enseres de la residencia presidencial Los Pinos a un chalé de Ciudad de México. No quiso, como presidente saliente, juzgar a Carlos Salinas de Gortari, quien le acusó en sus memorias de haber alertado a un grupo de empresarios y banqueros sobre la inminencia de la devaluación de 1994. "Hay mucha gente que lo debe hacer [juzgarle], que lo va a hacer, que lo puede hacer".

No desconoce el jefe de Estado que es aborrecido por los sectores tradicionales del PRI, aquellos enfrentados a la tecnocracia y liberalismo reprochados a su gestión.

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