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La decisión del Tribunal Supremo de EE UU no cerrará la batalla

La decisión que tomen a partir del viernes los jueces del Tribunal Supremo de EE UU no cerrará la batalla legal por la presidencia. Aunque su veredicto puede dar un golpe de imagen a una de las dos partes, la revisión del Supremo afecta sólo a cuestiones de forma, con escasa traducción práctica.Los equipos de abogados de Bush y Gore presentaron ayer sus escritos de alegaciones ante el máximo órgano jurídico de EE UU. La vista oral del viernes no durará más de una hora y media y se celebrará con periodistas en la sala, pero sin cámaras ni grabadoras. Los jueces han declinado varias peticiones -en especial de la CNN- que habían solicitado permiso para retransmitir la sesión dada su trascendencia.

Sin embargo, la decisión del Tribunal Supremo no va alterar el marcador de votos en Florida. Los jueces no van a analizar posibles irregularidades en los recuentos en varios condados, sino algo mucho más técnico: decidirán si el Tribunal Supremo de Florida actuó incorrectamente al alterar los plazos de presentación de resultados y al imponer una fecha arbitraria.

Si el Supremo da la razón a los jueces de Florida, los abogados de Bush perderán el envite, pero no la certificación actual, que les otorga un escaso margen de victoria. Si el Supremo arremete contra los magistrados de Florida, Al Gore sólo vería erosionada su imagen. La diferencia de votos entre los dos candidatos seguiría siendo de 537, salvo que los abogados republicanos exijan a la Secretaría de Estado de Florida una nueva certificación que excluya los recuentos manuales incluidos en el resultado final del pasado fin de semana.

Enero, fecha límite

Incluso en ese caso, la victoria de Bush sobre Gore se mantendría por debajo de los 1.000 votos, es decir, menos de lo que el vicepresidente espera obtener si se aceptan sus impugnaciones y se recuentan las papeletas irregulares. Si ése llega a ser el caso y Gore logra los votos que necesita para la victoria, comenzaría la auténtica fase decisiva que, tras los previsibles recursos, acabaría de nuevo en el Tribunal Supremo de EE UU; es ahí donde los jueces sí pueden tener la penúltima palabra en el conflicto. La última estará en el Capitolio en la primera semana de enero.Entretanto, prosigue el rosario de demandas. A los demócratas les preocupa especialmente el calendario en los procedimientos que requiere su impugnación de los resultados. El juez encargado del caso, Sanders Sauls, elegido por sorteo, es uno de los más conservadores y menos preferidos por los demócratas. A la vista de la poca vivacidad que parece mostrar Sauls, el equipo de abogados de Gore presentó ayer una propuesta de calendario para tratar de cerrar el proceso el 6 de diciembre, de manera que el recurso predecible pueda acabar tramitado ante el Supremo de Florida el 9 de diciembre. Eso dejaría un margen al Supremo de EE UU para su dictámen final antes de la votación de los compromisarios el día 18 de ese mes.

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