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Barak se juega hoy su futuro en el debate del Parlamento israelí sobre un adelanto electoral

El futuro político del primer ministro israelí, Ehud Barak, se decidirá hoy en el Parlamento de Jerusalén, donde se iniciarán los debates sobre un proyecto de ley de disolución de la Cámara, que, de aprobarse, podría suponer el fin del Gobierno actual y la convocatoria de elecciones anticipadas. La iniciativa, que deberá ser refrendada en tres votaciones, está impulsada por el partido nacionalista Likud, en la oposición, y cuenta con el apoyo de la mayoría de las fuerzas religiosas y conservadoras, totalizando en teoría 61 diputados sobre los 120 que componen la Knesset (Parlamento).

El primer ministro Barak, que se encuentra en minoría parlamentaria desde hace seis meses, cuando perdió a tres de los partidos de su coalición gubernamental, no daba ayer por la tarde por cerrada la partida e intentaba lograr los apoyos de sus aliados tradicionales, entre ellos el partido ultraortodoxo Shas, siempre tan necesitado de dinero y dispuesto a vender sus votos al mejor postor.El jefe de Gobierno laborista reactivó también ayer, en un último esfuerzo por mantenerse en el poder, el proyecto de formación de un Gobierno de unidad nacional, que, en su opinión, "respondería a las esperanzas del pueblo y también a las necesidades reales para la lucha que tenemos que llevar a término". Pero esta propuesta se daba por descartada de antemano en medios políticos, ya que la única ambición de Ariel Sharon, el halcón del Likud, es la de hacer caer a su enemigo Barak y conseguir la convocatoria de elecciones.

Ayer, como prólogo a este debate, el Likud logró un triunfo parlamentario al conseguir que se aprobara una ley por la que se refuerza la unidad de Jerusalén y se ponen trabas a una hipotética división con los palestinos, ya que establece que cualquier cambio de sus límites muncipales debe ser decidido por mayoría absoluta de 61 votos.

El Parlamento lo aprobó en tercera y última lectura. El proyecto de ley, presentado por el diputado del bloque de derechas Likud, Iehoshúa Matza, fue respaldado por 84 de los 120 diputados del Parlamento, mientras que en contra se manifestaron los diez parlamentarios árabes y los del frente pacifista Méretz. Las limitaciones que la nueva ley impone a los gobiernos de Israel afectan al perímetro municipal de Jerusalén, e incluye el sector oriental que los palestinos reclaman como capital de su futuro Estado.

Dicha ley impedirá, por ejemplo, que el Ejecutivo israelí transfiera a la Autoridad Palestina los barrios árabes de Shuafat, Bet-Janina y Anata, cesión a la que Barak se comprometió antes de que estallara la Intifada palestina. La aprobación de la ley se convierte así en un nuevo obstáculo para el proceso de paz en Oriente Próximo, por lo que ha generado duras críticas en círculos pacifistas israelíes.

Por otra parte, el secretario general de la ONU, Kofi Annan, pidió ayer que cese toda violación de la llamada línea azul, que separa a Israel, Líbano y Siria, informó el portavoz de las Naciones Unidas, Fred Eckhard, según Efe. Su llamamiento se produce después de los ataques ocurridos el domingo en las controvertidas granjas de Cheba, en una zona fronteriza entre esos tres Estados. Según una declaración del portavoz, el secretario general ha insistido en que todas las partes cesen las violaciones de esta línea, identificada por la ONU en mayo para confirmar la retirada israelí del Líbano y que los tres gobiernos afectados acordaron respetar.

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