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Uno de los principales accionistas de Chrysler reclama a Daimler 1,8 billones por fraude

Enric González

Chrysler se enfrenta a una grave crisis. A la caída de las ventas y a la deserción en bloque de los principales ejecutivos se sumó ayer la rebelión de uno de los principales accionistas. El inversor Kirk Kerkorian, que posee el 4% de la empresa automovilística y en 1995 estuvo a punto de hacerse con el control de la misma, presentó una demanda contra el accionista mayoritario, la firma alemana Daimler. Kerkorian la acusa de mentir y defraudar al resto de los accionistas cuando compró Chrysler, en 1998, y reclama 9.000 millones de dólares (1,8 billones de pesetas.)

Kerkorian presentó la demanda ante los tribunales de Delaware a través de la sociedad Tracinda Corporation, de la que es único propietario. El multimillonario argumenta que Daimler nunca tuvo intención de realizar "una fusión entre iguales", como prometió la compañía alemana a los accionistas estadounidenses. "Si Kerkorian hubiera sabido la verdad, nunca habría puesto su paquete de acciones a favor de la operación. Y el consejo de administración nunca habría votado a favor sin la aprobación de Kerkorian, por lo que la fusión no se habría realizado", explicó Terry Christensen, abogado del inversor. Entre la documentación aportada a los tribunales figura un recorte de una entrevista concedida por Juergen Schrempp, presidente de Daimler, al diario británico Financial Times. En ella, Schrempp declara lo siguiente: "La estructura que tenemos ahora con Chrysler es la que yo siempre deseé. Tuvimos que dar un rodeo por razones psicológicas. Si hubiera dicho que Chrysler sería una división, se habrían negado al acuerdo. Pero es precisamente lo que yo quería".

Kerkorian culpa también a Shrempp y Daimler de haber hundido la moral de los cuadros medios de la compañía estadounidense, de permitir la marcha de los mejores ejecutivos y técnicos y de haber provocado la caída de las acciones. Los títulos de Chrysler han perdido un 18% de su valor en las últimas tres semanas.

Predominio germano

Chrysler está dirigida ahora por un equipo casi exclusivamente alemán, encabezado por Dieter Zetsche. Daimler forzó en primer lugar la dimisión de Bob Eaton, que negoció la operación con Schrempp y fue copresidente tras la absorción encubierta como fusión. Después fue despedido James Holden, su sucesor, para que le sustituyera el alemán Zetsche. La dirección de DaimlerChrysler no hizo comentarios ayer sobre la querella. En los últimos días todos sus esfuerzos se han dirigido a calmar a los inversores bursátiles, alarmados por la cadena de malas noticias sobre la compañía. Primero se supo que las ventas habían caído un 14% en el último trimestre. Después, la agencia de calificación de deuda Standard & Poor's colocó a DaimlerChrysler en situación de "vigilancia", lo que suele preceder a un descenso en el nivel de solvencia. Aunque los beneficios rondarán este año los 800 millones de dólares (160.000 millones de pesetas), en enero se estimaba que ascenderían a más del doble de esa suma. En el tercer trimestre los números fueron rojos, con unas pérdidas de 512 millones de dólares. El propio Deutsche Bank, principal accionista de Daimler, expresó recientemente su preocupación por la evolución de DaimlerChrysler.

Los analistas consideran que los problemas de DaimlerChrysler se deben a que no ha sabido seguir la evolución del mercado. Las batallas internas, según los analistas, han impedido que el tercer grupo automovilístico estadounidense reaccionara ante la recuperación de sus competidores.

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