_
_
_
_

La paranoia del médico de ciclismo

La investigación al US Postal pone de relieve los meandros de una profesión en la picota

Carlos Arribas

El médico de ciclismo era antes, antes de julio del 98, un ser locuaz y dicharachero, amante de las entrevistas y de salir destacado en los periódicos. El médico de ciclismo es ahora, después de julio del 98, después del caso Festina, que ha removido los cimientos de su deporte, un ser huidizo e inencontrable, mirada desconfiada, barba de espía, paranoia ante la prensa. ¿Exageración? Sí, un poco, pero no tanto.Durante el pasado Tour, el médico de un equipo español viajaba en un coche grande, con vidrios tintados de negro, sin ninguna pegatina identificativa y con el interior refrigerado para que no se le estropeasen los medicamentos; la médico de otro iba en un jeep todoterreno con placas de Gran Canaria; un tercer médico español usaba un coche con matrícula alemana, también gris oscuro, también discreto.

"Yo, es que no vivo cuando el equipo corre en Francia", comenta un médico español que, como todos los que han contado su experiencia para este reportaje, prefiere permanecer en el anonimato. "No sólo son las molestias de los registros que, alguna vez que otra, te hace la policía en el coche en mitad de una autopista; es también el periodista que ves que te sigue cuando sales del hotel; es la psicósis que te obliga a pasarte una hora delante de la taza del wáter haciendo trocitos mínimos de los envases y los prospectos de los medicamentos que has usado para lograr deshacerte de ellos sin atrancar el desagüe; es el tener cuidado de no dejar ningún rastro en las papeleras de la habitación porque sospechas que alguien va a entrar a revisarlas en cuanto te vayas; es acordarte de tirar todos los deshechos al contenedor de residuos biológicos...".

Cualquiera diría que transportan bombas atómicas, secretos nucleares, o que contrabandean con peligrosas sustancias. Pero resulta que han pasado por las aduanas, por las burocracias de la agencia del medicamento francés; resulta que desde meses antes han elaborado una lista de los medicamentos que van a transportar y que han hecho todo el papeleo para su autorización. "Todo lo que llevamos siempre está autorizado. Nadie se atreve a entrar, nadie entra, con una sustancia no declarada, y mucho menos con un dopante, con una EPO o un anabolizante", explica otro médico, explica también el US Postal.

Tampoco son miedos infundados. ¡Ay de aquél que se olvide de limpiar sus huellas!

El canal France 3 ofreció el viernes, en su telediario, el reportaje por el que un fiscal de París ha encontrado razones para lanzarse a investigar un supuesto caso de dopaje; el argumento, también, que se ha usado en medio mundo para transmitir la imagen, al menos, de que tampoco el estadounidense Lance Armstrong, el que derrotó al cáncer para ganar dos Tours, es ingenuo y puro; para acuñar un nuevo delito a falta de pruebas de dopaje puro y duro: la cultura dopante.

El reportaje muestra a dos miembros del US Postal deshaciéndose de cinco bolsas de basura en un área de servicio de una autopista francesa después de una etapa del pasado Tour. Las cámaras entran dentro de las bolsas y el espectador ve el contenido: muchas jeringuillas, compresas, algodones, esparadrapo, envases y prospectos de medicamentos, de 13 medicamentos más precisamente, extranjeros casi todos. Hay antidepresivos, analgésicos, vitaminas, algunos inclasificables. Autorizados, todos. Dopaje, ninguno.

Está el Actovegin, el extracto de sangre de ternera de un laboratorio noruego y fabricado en Austria, que sirve para fluidificar la sangre con la misma eficacia que la Aspirina, por ejemplo, y que hace sospechar, pero sólo sospechar, de un posible uso de EPO paralelo. Están también tres medicamentos italianos, que en Italia son más baratos y, además, fabrican cosas que en otros países ya han retirado del mercado: Esafosfina, que es fructosa con fosfato que sirve para recuperar los depósitos de hidratos de carbono; Prefolit, que es ácido fólico, y Epargiseovit, que es Vitamina B12 y alguna más, dos medicantos que valen para prevenir anemias y que, sí, también, vienen bien para que la EPO cumpla mejor su trabajo de fabricante de glóbulos rojos, pero que se usan de toda la vida en el ciclismo y en otros deportes.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_