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Entrevista:XERARDO ESTÉVEZ - ARQUITECTO

"La historia no puede ser una losa para los cascos antiguos"

El arquitecto Xerardo Estévez llegó a la alcaldía de Santiago de Compostela con 29 años. Desde aquel lejano 1983 hasta 1998, cuando abandonó el cargo, Estévez ha impulsado la recuperación de la capital política y espirutual de Galicia, hasta situarla como un ejemplo de las rehabilitaciones de ciudad antigua más importantes de Europa. El pasado jueves estuvo en Vitoria, en un día triste para el político socialista, quien dedicó su conferencia a la memoria de Ernest Lluch.Pregunta. En su persona ha confluido la profesión de arquitecto y el cargo de alcalde. ¿Cómo afronta el alcalde de una ciudad con un patrimonio histórico extraordinario su rehabilitación?

Respuesta. Hay que señalar algunas terapias o cuestiones imprescindibles para tratar una ciudad histórica. Lo primero es el planeamiento: sin un plan especial dentro del plan general urbano es difícil acertar, conocer el papel que debe desempeñar la parte histórica dentro del conjunto de la ciudad. En segundo lugar, aunque parezca una perogrullada, está la voluntad de querer hacer las cosas, tener ganas todos los días de mantener viva la ciudad histórica. Por poner un ejemplo, la ciudad histórica no es como construir un auditorio, que sabes que tienes doce meses de obra y luego echa a andar. La ciudad histórica es la voluntad cotidiana de técnicos, políticos, arqueólogos e historiadores.

P. Pero luego están las pugnas institucionales y partidistas.

R. Es que para mantener la ciudad es necesaria la obligatoria colaboración entre las administraciones. Algún día veremos una ley, en democracia, que dirá que las administraciones están obligadas a entenderse, para no volver loco al ciudadano. Y, por supuesto, el consenso entre los concejales. La ciudad histórica es el lugar del consenso de los políticos municipales, para luego trasladar esta unión a las administraciones.

P. ¿Qué lugar ocupan los restos históricos en las ciudades con un pasado intenso?

R. La planificación de una ciudad tiene que partir de una radiografía culta de su historia y de su urbanismo. Pero, eso sí, la historia no puede ser una losa, exige una revisión crítica, mediante investigaciones permanentes. En Santiago se han publicado más de cien libros de estudios. La ciudad histórica es un lugar incómodo, entre la tradición y la modernidad, entre la conservación y la innovación, que te exige tomarle el pulso todos los días.

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P. ¿Cómo se adapta la ciudad histórica a los nuevos tiempos y sus necesidades?

R. Está claro que ha de tener residencia, porque sin ciudadanos se convierte en un objeto turístico. Y esa población tiene que ser activa, dinámica. Por eso languidecieron los barrios antiguos, porque en los años sesenta se marcharon los sectores más activos. Ahora hay que buscar el equilibrio entre la población autóctona que le da diversidad social y la presencia de esos sectores dinámicos: jóvenes, universitarios, comercios, empresas vinculadas con las artes, etcétera. Éste es el secreto.

P. ¿Se han seguido estos pasos en el País Vasco?

R. Hay diferencias entre unas capitales y otras, pero creo que sí es un buen ejemplo de recuperación de ciudades históricas.

P. ¿Y qué papel juegan los premios arquitectónicos en la recuperación de estas zonas?

R. Los premios ayudan a la autoestima. Cuando la gente se fue a los estreches, porque no son ensanches, la ciudad histórica perdió su confianza en sí misma. Y ahora, con los galardones la gente ha vuelto a tener en consideración el lugar donde vivían sus padres.

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