Imaginemos que esto pasa en Zimbabue
La situación política que se ha creado en Estados Unidos en el proceso de recuento de votos de las elecciones presidenciales ha dado origen a múltiples bromas fruto del ingenio popular. La que sigue es una de ellas que circula por Internet, escrita por una profesora de historia en la Universidad de Upsala (Suecia), preocupada por un artículo que había leído en el que se afirmaba que un político de Zimbabue había dicho que los niños deberían estudiar el recuento repetido de los votos en Florida con gran atención, porque demuestra que el fraude electoral no es sólo un fenómeno del Tercer Mundo."1. Imaginemos que leemos una información sobre unas elecciones celebradas en cualquier lugar del Tercer Mundo en las que el que se declara a sí mismo vencedor es hijo de un antiguo presidente que, a su vez, había dirigido previamente la policía secreta nacional (CIA).
2. Imaginemos que el que se autoproclama vencedor ha perdido en votos populares, pero gana debido a un vestigio colonial (el colegio electoral) del pasado predemocrático del país.
3. Imaginemos que la "victoria" del que se autoproclama vencedor depende de unos votos en disputa emitidos en una provincia gobernada por su hermano.
4. Imaginemos que las papeletas mal diseñadas de un distrito -una circunscripción muy favorable al rival del que se autoproclama vencedor- hacen que miles de electores voten por el candidato equivocado.
5. Imaginemos que los miembros de la casta más despreciada del país, temerosos de perder su medio de ganarse la vida, acuden a votar en un número sin precedentes y se oponen, casi en bloque, a la candidatura del que se autoproclama vencedor.
6. Imaginemos que cientos de miembros de esa casta tan despreciada se encuentran obstruidos, cuando se dirigen a votar, por la policía estatal, que actúa bajo el mando del hermano del que se autoproclama vencedor.
7. Imaginemos que seis millones de personas han votado en esa provincia tan controvertida y que la "ventaja" del que se autoproclama vencedor es sólo de 327 votos. Desde luego, menos que el margen de error de las máquinas que cuentan los votos.
8. Imaginemos que el que se autoproclama vencedor y su partido político se oponen a una inspección y un recuento a mano y más minucioso de las papeletas en la provincia en disputa o en su distrito electoral más polémico.
9. Imaginemos que el que se autoproclama vencedor, que a su vez es gobernador de otra provincia importante, tiene el peor historial en materia de derechos humanos de todas las provincias de su país y encabeza el número de ejecuciones del país.
10. Imaginemos que una de las grandes promesas de la campaña electoral del que se autoproclama vencedor es designar a otros violadores de los derechos humanos como él para que ocupen puestos vitalicios en el Tribunal Supremo de la nación.
Nadie consideraría que esa elección representa más que la voluntad del que se autoproclama vencedor. Me parece que todos nosotros pasaríamos la página del periódico pensando que era otra triste historia de un pueblo predemocrático o antidemocrático en algún rincón perdido del planeta".
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