La liberalización eléctrica no llega al consumidor

La anunciada fusión entre Endesa e Iberdrola supone en Cataluña que el actual grupo dominante, Enher-Fecsa, filial de Endesa, que actúa en régimen exclusivo para la inmensa mayoría de los clientes, tendrá aún un tamaño mayor. La liberalización del mercado eléctrico en Cataluña está limitada por ahora a sólo 2.150 grandes clientes industriales, que consumen por valor de más de un millón de pesetas al mes.Varias empresas como Hidrocantábrico, Unión Fenosa, la norteamericana Emron o la francesa EdF compiten en Cataluña con Enher-Fecsa en el segmento de los grandes clientes. Pero hasta la fecha, el 95% de los usuarios que pueden elegir suministrador sigue con la heredera del monopolio: Enher-Fecsa. El ahorro para estos privilegiados será este año de unos 20.000 millones de pesetas, pero no se extenderá al resto de clientes, que suponen la parte mayoritaria de los 390.000 millones anuales que factura el sector en Cataluña.

Para el resto de los clientes, podrán elegir suministrador a partir de 2003, pero el verdadero horizonte liberalizador no llegará realmente al consumidor final hasta el año 2007, cuando desaparezcan las tarifas reguladas.

La nueva expectativa generada por la fusión de Endesa e Iberdrola abría la posibilidad de que podría deshacerse de activos de generación eléctricos en Cataluña, lo que hubiera dado pie a la irrupción de nuevas compañías. Pero no será así porque el grupo no cederá activos en Cataluña, como hará en el norte de España o en Canarias.

En Cataluña, la reordenación del grupo Endesa provocó a principios de esta década la fusión de Fecsa y Enher. La Generalitat tampoco puso pegas para ocupar puestos en el consejo de las fusionadas (filiales de Endesa). Ese es uno de los factores que argumentan en Endesa, presidida por Rodofo Martín Villa, donde se recuerda que en Cataluña ya venía actuando una sola empresa. El Gobierno catalán se ha apuntado a la frase que popularizó el anterior presidente del Tribunal de la Competencia, Amadeu Petitbó: "Cuatro, mejor que tres". Aunque, en la práctica, el Ejecutivo de Jordi Pujol hubiera preferido que fueran Repsol-YPF y Gas Natural los que hubieran entrado en Iberdrola, como se intentó hace un año. El propio consejero de Economía y portavoz del Gobierno catalán, Artur Mas, afirmaba poco después de conocer que Gas Natural ratificaba su voluntad de convertirse en operadora eléctrica, que la operación "no sólo beneficiaría a la empresa y a sus accionistas, sino también a Cataluña como país".

Quizá para tranquilizar los ánimos, el despacho de Jordi Pujol fue, el pasado 31 de octubre, el primer destino de los dos presidentes en vías de fusión, Íñigo Oriol y Rodolfo Martín Villa. Allí prometieron a Pujol que favorecerán el adelanto de la liberalización de la distribución, previsto para el año 2003.

Pero introducir competencia no será fácil. Y lo explica con claridad Antoni Brufau, presidente de Gas Natural, al señalar que partiendo de costes de generación de 8 pesetas / kilovatio, más 3 pesetas / kilovatio de costes regulados -total: 11 pesetas / kilovatio- es prácticamente imposible conseguir captar clientes que ya pertenecen a otras empresas eléctricas. "No hay nada que hacer", resume José Luis López de Silanes, consejero delegado de Gas Natural. Por eso, la introducción de competencia depende el futuro de la interconexión con empresas generadoras de otros países.