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NECROLÓGICAS

Carlos Cardoso, periodista

Director y editor del diario mozambiqueño Metical, que se distribuye por fax, el periodista Carlos Cardoso, de 49 años y padre de dos hijos, fue incinerado ayer en el cementerio de Maputo. Unos desconocidos a cara descubierta bloquearon su vehículo en el centro de la capital, se acercaron a su ventanilla y lo ametrallaron a quemarropa. Su cara quedó prácticamente desfigurada. Su esposa, la noruega Nina Berg, se enteró de la noticia a través de la televisión cuando se encontraba en el norte del país trabajando para una organización no gubernamental.Simpatizante hasta 1998 de una Frelimo (Frente para la Liberación de Mozambique) socialista y no corrupta, Cardoso defendió siempre las ideas de una izquierda progresista y dialogante que extirpara una de las enfermedades endémicas en África: los abusos del poder y la corrupción. En las últimas semanas, el emblemático periodista investigaba la desaparición de 14 millones de dólares del Banco Comercial de Mozambique, adquirido recientemente por el Banco Comercial Portugués, por lo que fue llamado a declarar a la Fiscalía General del Estado.

El director del Metical era uno de los profesionales más apreciados de Mozambique. Sin el más mínimo atisbo de vanidad en su trato y en su pluma, Cardoso siempre estuvo a disposición de los enviados especiales que llegaban a Maputo y nunca les esquivó un teléfono o una información útil. Sus pequeños y esclarecedores briefings situaban inmediatamente en el terreno y sus explicaciones habrán evitado más de un desliz.

El escritor mozambiqueño Mía Couto recordó que Cardoso representaba "la lucha contra el crimen, la ilegalidad y los abusos en una sociedad que pretendía libre y sin miedo". Abatido por la muerte del periodista y amigo, Couto reconoció que "la rabia" por su muerte debía transformarse de una forma positiva "para que el crimen no se instale en Mozambique". En estos momentos en que los periodistas vascos y españoles sufren una de las más salvajes campañas de intimidación y muerte a manos de ETA y su entorno, es de justicia honrar la memoria de un colega que siempre defendió la libertad de prensa, el diálogo y la lucha contra la violencia y los abusos de los intolerantes. Aunque sea a miles de kilómetros.-

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