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Cuando el silencio no existe

Subjetivos y objetivos

Aunque no es una afección muy conocida, la padecen famosos como Barbra Streisand o Sylvester Stallone. Los acúfenos o tinnitus (en latín, zumbido o campaneo) pueden ser un síntoma de cualquier lesión del aparato auditivo, y en gran parte de los casos se desconoce su origen y cómo tratarlos. Los afectados perciben un sonido, agudo o grave, con mayor o menor intensidad que aparece un día y quizá le acompañará toda la vida. Cataluña, Galicia y Euskadi son las comunidades donde el número de afectados es mayor. Las consecuencias psicológicas son una de las repercusiones más graves.En España no existen estudios de prevalencia sobre esta afección, pero los especialistas señalan que los datos obtenidos en EE UU no deben de ser muy diferentes de los de España. Se calcula que un 15% de la población sufre este problema de manera más o menos habitual, y un 5% ha acudido a la consulta del especialista debido a la intensidad del ruido.

El origen del trastorno es aún desconocido. "Para que la sensación sea perceptible, el estímulo debe alcanzar la corteza cerebral y cada vez es más evidente que debe de existir una disfunción en la vía neuronal auditiva", apunta Joan Domènech, del departamento de otorrinolaringología del hospital Clínic de Barcelona, donde ha visitado a más de 1.000 pacientes con acúfenos en los últimos 15 años. Es posible que la lesión de 15 o 20 células auditivas, de las aproximadamente 25.000 que tenemos en cada oído sea suficiente para originar un acúfeno.

Una de las dificultades a la hora de establecer un diagnóstico son las múltiples causas que pueden originarlo. Algunos pacientes comienzan a oírlos tras sufrir un traumatismo sonoro (trabajos expuestos a un elevado ruido), pero en otros casos "nos encontramos que aparecen en oídos absolutamente normales" apunta Domènech. Los otorrinolaringólogos trabajan para poder solucionar este problema buscando la causa. "En el momento en que exista una máquina que pueda medir los ruidos que percibe el paciente tendremos la mitad del problema solucionado".

Los acúfenos o tinnitus pueden ser de dos tipos: los subjetivos, que son una sensación que se crea en el aparato auditivo y, como tal, sólo es percibida por el paciente sin posibilidad de medición alguna; y los objetivos, menos del 5% del total, que corresponden a sonidos reales de tipo pulsátil (latidos del corazón o contracturas musculares repetidas). "Estos últimos pueden aparecer a raíz de alguna alteración vascular o muscular, una arterioesclerosis o un golpe fuerte en las cervicales; entonces ocurre que la sangre no circula de forma lineal sino que lo hace con turbulencias y ello provoca que se oiga el sonido."Los actuales tratamientos farmacológicos (vasodilatadores o inhibidores del calcio) ofrecen pobres resultados, aunque también tienen escasos efectos secundarios. Sin embargo, en su contra están los escasos resultados conseguidos. Las bases del futuro tratamiento farmacológico se centran en los neurotransmisores neuronales y sus análogos (dopamina, serotonina, ácido glutámico o el ácido aspártico, entre otros) "pero todavía se necesitan muchas investigaciones para precisar las dosificaciones y vías de administración", según Domènech.

"Uno de los problemas con los que se encuentra la investigación con animales es la dificultad para conocer tras un tratamiento si el ruido persiste o ha desaparecido", añade.

Otros tratamientos, no farmacológicos, se centran en la percepción que el paciente tiene del ruido. Un grupo de neurofisiólogos de EE UU y Reino Unido realiza un abordaje distinto consistente en llevar unos aparatitos que producen un ruido suave, que si bien no tapa el ruido del acúfeno, consigue que la persona afectada se habitúe a oír un ruido, porque el ruido externo resulta menos molesto que el interno. "La molestia derivada del acúfeno provoca un elevado nivel tensional, lo que deriva en estrés y provoca un incremento del problema", apunta Domènech. Añade que en muchos casos las personas que lo sufren desconocen qué les está ocurriendo y sus familiares o personas del entorno no pueden comprender su caso.

En ocasiones la depresión, en la que sí existen medidores, es el motivo de la baja laboral en estos pacientes porque el acúfeno no es una enfermedad concreta, y actualmente no se considera como causa de baja laboral.

"La primera descripción de este problema la realizó Aristóteles, y en aquella época muchas eran las personas que se reunían alrededor de una fuente, porque el ruido exterior se soporta mejor que el interior, quizá esa fue la primera agrupación de pacientes", apunta Pepita Pla, presidenta de la Asociación de Personas Afectadas por Tinnitus (APAT) creada en 1993 y que cuenta con más de 200 miembros. "La asociación nació a raíz de una carta a un periódico en la que yo exponía mi caso porque creía que no podía ser la única con este problema y hubo un importante feedback", apunta Pla.

El acúfeno, con ausencia de síntomas previos, provoca entre los afectados la sensación de inicio de locura. "Nadie comprende que puedas oír sonidos como una olla a presión o grillos en el campo", señala Pla. Esta falta de comprensión suele desencadenar en muchos afectados una depresión, por lo que desde la APAT advierten de la importancia del apoyo psicológico, tanto para afectados como para las personas de su entorno.

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