_
_
_
_

Defiéndete de la Intifada

Una anciana activista judía, dirigente de Víctimas del Terror Árabe, organiza cursillos para aprender a disparar

Shifra Hoffman no quiere morir. Esta anciana, en la frontera de los 70, organiza cursos de tiro en los sótanos sórdidos de un cubil subterráneo, Crav (combate, en hebreo), situado en los suburbios comerciales del Jerusalén Oeste. Aprieta con fuerza la pistola mientras trata de apuntar, a través de sus ojos miopes y cansados, la silueta de una diana en forma de cabeza, en la otra punta de la galería, lo que en su torturada imaginación podría ser un palestino.La "abuela que dispara" lidera un ejército de ciudadanos aterrorizados por la nueva Intifada, convertida para ellos en una "pesadilla sin cuartel, fronteras y reglas en las que las tropas israelíes, el sagrado Tsahal, se encuentran anuladas, con las manos atadas, víctimas de las confabulaciones y de los juegos de los políticos traidores de la izquierda, es decir, de Ehud Barak".

"Tenemos derecho a defendernos", afirma en un inglés con un fuerte acento americano Shifra Hoffman, ex periodista de The Jewish Press neoyorquino, que prefiere definirse ahora con dos palabras escuetas: activista y judía. Esta mañana, la anciana dirige un nuevo pelotón de reclutas temerosos entre los que se encuentran un jamaicano internauta de horas nocturnas vecino del asentamiento de Gilo, una madre de familia contable de profesión, un yuppy enigmático de kipa negra usual entre los militantes de la organización ultraortodoxa del Shas, una oficinista delgada y nerviosa y una redonda y sonrosada matrona de aspecto askenazi madre de familia numerosa.

Aprenderán a disparar en poco menos de 90 minutos por 167 shequels (8.350 pesetas), según se desprende de una octavilla redactada en términos alarmistas por la propia Shifra Hoffman en la que se ofrecen cursos de autodefensa y se invita, además, a participar en un compromiso político contra el actual Gobierno laborista, ya que "en estos tiempos volátiles... lo que tú no sabes es que pueden dañarte. No somos vigilantes, todo se hace de acuerdo con la ley, pero me gustaría recalcar que cualquier Gobierno que no puede defender a sus ciudadanos no tiene derecho a permanecer en el poder".

En Jerusalén, éstos son días de incertidumbre en los que dar clases de tiro se ha convertido en un negocio lucrativo. Lo aseguran los profesionales del sector que han visto de la noche a la mañana cómo sus centros de formación son invadidos por una oleada de nuevos aprendices, lo que ha supuesto multiplicar por dos su alumnado. En el 80% de los casos se trata de antiguos propietarios de armas de fuego y de licencias que, con el paso del tiempo y el proceso de paz, se olvidaron de cómo usarla. Sólo el 20% restantes son nuevos tiradores. Pero la anciana Shifra no trata de enriquecerse; para ella, enseñar cómo manejar una pistola es simplemente una divisa más de su asociación, Víctimas del Terror Árabe, fundada en 1986, con sede en Jerusalén y en el Brooklyn de Nueva York.

"Desde que Israel firmó los Acuerdos de Oslo en 1993 hemos contabilizado 420 víctimas de ataques terroristas árabes, entre ellos 20 niños. El Gobierno no hace gran cosa por sus familias, como mucho unas aportaciones mensuales para los más necesitados que no superan los 1.500 shequels (75.000 pesetas), insuficiente para una familia media con cuatro hijos", recalca Shifra Hoffman, para enumerar a continuación los objetivos de esta organización en la que en un lugar preeminente se encuentra el "derecho a vivir en paz sin concesiones bajo la bandera de Israel".

Enseñar a disparar es también para esta anciana una manera de difundir las ideas y las doctrinas de su maestro, el rabino Meir Kahane, una de las figuras más radicales del judaísmo actual, defensor a ultranza de la expulsión de la población palestina a otros países árabes como única forma para solucionar el conflicto, utilizando para ello si es necesario la fuerza. Shifra Hoffman no esconde su devoción hacia el movimiento de este rabino, asesinado hace 10 años por un extremista islámico en Nueva York, y que hoy lidera en la clandestinidad su hijo, el también rabino Benjamín Zeev Kahane, después de que el Gobierno israelí prohibiera sus actividades, calificándolas de terroristas y peligrosas para el país.

"Durante muchos años coincidí con el rabino Kahane en Nueva York en la época que él era director de The Jewish Press y yo una simple redactora. Tenía razón en todas las cosas que decía sobre los árabes. No podemos vivir juntos. Él fue un verdadero líder para Israel", afirmaba Shifra Hoffman pocas horas antes de que participara con un grupo reducido de seguidores y militantes de la organización clandestina de Kahane en un acto de homenaje a la memoria del rabino asesinado, ante su tumba en el cementerio del Monte de los Olivos.

Los servicios de contraespionaje israelí están alarmados por la resurrección de los movimientos radicales judíos clandestinos, como el de Kahane, que en la década de los años setenta y ochenta protagonizaron los capítulos más oscuros de la guerra sucia contra musulmanes y cristianos. Los Servicios de Seguridad General afirman que estos grupos religiosos extremistas se han hecho fuertes en algunos asentamientos, especialmente en los de Itamar, Yiitzhar y Tapuah, en el norte de Cisjordania. Se desconoce su fuerza con exactitud, pero en fuentes policiales se teme que vuelvan a actuar. Ahora es su momento.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_