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FREDERIC AMAT - ARTISTA

"El virtuosismo es enemigo de la creatividad"

Afirma convencido que "un artista no tiene que ser políticamente correcto", que es mejor que se mantenga alejado del ritmo que marcan los políticos o el mercado. Por eso, añade, ha querido huir como del demonio de la supuesta obligación de exhibir su obra pictórica cada dos temporadas y ha preferido esperar ocho años antes de volver a exponer en una galería comercial barcelonesa. Pero cuando lo ha hecho ha sido a lo grande. Frederic Amat (Barcelona, 1952) no puede disimular la alegría cuando enseña los trabajos que desde el pasado jueves presenta en las galerías Carles Taché y René Metrás de Barcelona. Las dos galerías, situadas una frente a otra en la calle del Consell de Cent, han colaborado en esta ocasión para mostrar el trabajo del artista. En la primera se exhibe una amplia selección de pinturas; en la segunda, la primicia de una serie fotográfica que tiene como tema una maraña de cables eléctricos sobre el cielo azul de Benarés, en la India. En buena parte de las pinturas que exhibe ahora, Amat lleva al extremo algunos de los recursos técnicos que ha utilizado en los últimos años, como el uso de la cera o la utilización densa de la materia y el collage. "Aquí cierro un ciclo en el terreno de los materiales", afirma el artista. "Si ahora siguiera por este camino entraría en una retórica que no me interesa. El virtuosismo es enemigo de la creatividad". Algo de lo que puede venir se advierte también en la exposición en las grandes pinturas gestuales realizadas en un negro brillante sobre tul o cristal. "Son pinturas hechas en una sola sesión, como si fuera una danza", señala. No sería extraño porque, precisamente, sólo hace dos años que Amat ideo y dirigió junto con Cesc Gelabert el espectáculo de danza Zum-zum-ka, cuyo espacio escénico también creó. De hecho, su trayectoria como escenógrafo -en la que destacan sus colaboraciones con Lluís Pasqual- es casi tan extensa como la de pintor. Y no ha cesado de añadir nuevas disciplinas a su currículo.

En 1998 dirigió la película Viaje a la luna, realizada a partir de un guión inédito de Lorca, y ahora está en proceso de posproducción de Foc al càntir, con guión de Joan Brossa. "Sólo falta ahora que Carles Santos acabe de ponerle la música". Por si fuera poco, ya está trabajando en otra película, en esta ocasión en vídeo, titulada Mans, que tiene como protagonistas las manos de la actriz Teresa Calafell, y en junio tiene previsto estrenar en el festival de Granada una ópera oratorio de Stravinski, Edipo rey, en la versión que hizo Cocteau de la tragedia de Sófocles. "Será mi bautizo como director de escena en solitario", dice.

No se le acaban aquí los proyectos. También está trabajando en su primera obra pública en Barcelona, el gran mural cerámico de la nueva sede del Institut del Teatre, que instalará en febrero no directamente en este edificio, sino en el de enfrente, el del Mercat de les Flors, con objeto de que la obra, de 50 por 20 metros y en la que secciones de vasijas cerámicas sugerirán máscaras, sea visible desde el interior del vestíbulo de los teatros de la escuela. Con este mural se quitará en parte la espina que tenía desde que no consiguió ser elegido en el concurso restringido que se convocó para decorar el techo del nuevo Liceo.

"Creo que la característica del artista del siglo XX es su visión caleidóscopica y la capacidad que tiene de manifestarse en diferentes medios", reflexiona Amat. "Al final siempre hay el mismo ojo detrás de todos estos trabajos. Puedo decir que pinto mis películas y filmo mis pinturas".

Habitualmente crítico con el mundo artístico, Amat asegura que él no piensa ser "un esclavo de las vicisitudes del mercado, y menos cuando está tan envilecido".

Carles Ribas

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