De la beligerancia a la Concordia
Los nombres de caídos de la guerra civil, únicamente los del bando alzado, figuran en listas talladas en muros fronteros de algunas iglesias de varios pueblos madrileños. Su primer nombre suele ser el de José Antonio Primo de Rivera, fusilado en Alicante el 20 de noviembre del año de 1936. Precisamente, el fundador de Falange Española yace enterrado a escasa distancia de Francisco Franco en la basílica del Valle de los Caídos, en el paraje denominado Cuelgamuros (palabra etimológicamente derivada de Cuelga Moros). Su cruz de piedra, de 150 metros junto al monasterio benedictino, es el hito monumental ideopolítico más visible de toda la Comunidad de Madrid.Los nuevos tiempos discurren, sin embargo, por otros predios. El 27 de julio de 2000, por acuerdo del Ayuntamiento de Madrid, se admitieron 81 topónimos entre los cuales figuran los presidentes republicanos Francisco Pi i Margall y Niceto Alcalá Zamora; el alcalde Henche, edil del Madrid republicano; Faustino Cordón, científico marxista; intelectuales como Vicente Blasco Ibáñez, Luis Jiménez de Asúa, Jesús Fernández-Santos o Antonio Saura entre otros. No obstante, en el mismo acuerdo se admiten topónimos de seis alcaldes y 16 aristócratas, y otros 25 de religiosos, colegiatas, santuarios y monasterios. Los reequilibrios se han conseguido por un descenso de la beligerancia de la derecha municipal y por la tenacidad de IU y PSOE. Algunos barajan la posibilidad de dedicar un gran hito urbano madrileño, quizá el arco de Moncloa reconvertido en museo, a la Concordia entre los españoles.
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