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Una muestra reconstruye la milenaria cultura china a través de la cerámica

Las grandes etapas históricas de la milenaria cultura china son reconstruidas a través de la cerámica y la porcelana en la exposición China, cielo y tierra, que inauguró ayer en la Sala Santa Inés de Sevilla la consejera de Cultura, Carmen Calvo. La muestra ilustra sobre la historia de un imperio en el que durante 6.000 años floreció una cultura que tuvo en la cerámica una de sus expresiones artísticas fundamentales a través de 222 piezas procedentes del Museo Guimet de París.

China, cielo y tierra, organizada por la Fundación La Caixa en colaboración con la Consejería de Cultura, es una exposición itinerante con un recorrido cronológico que arranca desde el Neolítico hasta el siglo XVIII. La muestra, que permanecerá en Sevilla hasta el 28 de enero, refleja la forma de trabajar la cerámica de los primeros poblados, el culto a los antepasados de la primeras dinastías reales de la Edad de Bronce, el arte funerario en el nacimiento del Imperio, el exotismo de los alfareros en la Alta Edad Media que se extendió a lo largo de la ruta de la seda, al arte del té bajo la dinastía Song, el esplendor de la porcelana de los Ming y el universo cerrado de los letrados (funcionarios de la administración china) de la última dinastía manchú. La exposición se ha dividido en siete periodos, cada uno en una sala. "La seda y la cerámica son los dos elementos fundamentales de la cultura china, los soportes en tela y tierra de la escritura", dice su comisario, Jean-Paul Desroches, que es también director del Musée Guimet.

La primera sala la ocupa la etapa del Neolítico y la aparición de la agricultura, con una primera cerámica roja o marrón y posteriormente gris y negra, que anuncia la aparición del metal. La segunda, dedicada a la Edad de Bronce, reúne vasijas de terracota y metal utilizadas en las ceremonias como ritual. El arte funerario con objetos y figuras de cerámica gris o vidrio verde es representativo de los primeros tiempos del Imperio, a fines del siglo III a. C. La edad de oro de la dinastía Tang, cuando China se abre al mundo a través de la ruta de la seda (siglos VI y IX), muestra el gres vidriado y figuras más refinadas.

Los Song o la emergencia del mundo moderno refleja cómo China se encierra en sus valores tradicionales, simbolizados en la cultura del té. El esplendor de los Ming y la expansión internacional de China, a partir del siglo XIV, se pone de manifiesto con las porcelanas de Jingdezhen, pintadas a mano con azul cobalto. El itinerario concluye con la época de los Quing, cuando el imperio alcanza su máxima extensión, sustentado en un gran cuerpo de funcionarios, que vivían rodeados de objetos de gran refinamiento.

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