Detenido un presunto implicado en el asesinato de Virginia Acebes La Ertzaintza investigó sin éxito a dos jóvenes sospechosos
Los pelos de perro hallados en un coche han sido la clave para que, casi un año después del asesinato de Virginia Acebes, de 19 años, la Ertzaintza detuviera ayer a un hombre, vecino de Barakaldo, presuntamente implicado en la muerte de la joven. El arresto se produjo en las cercanías de Bilbao y el sospechoso se encuentra en dependencias policiales. El cuerpo de la joven apuñalado con saña -le asestaron 54 cuchilladas- y con restos de semen fue hallado en la tarde del 22 de noviembre en el monte Artxanda. A pesar de que desde un principio la investigación se centró en el círculo próximo a la alumna de 2º de Ciencias Empresariales, se sabe que el arrestado no pertenece al ámbito familiar o de amigos más cercanos.La clave que puso a los agentes de la Erzaintza sobre la pista del detenido unos pelos de perro encontrados en el vehículo en el que, según las pesquisas, la joven estuvo tras su desaparición en Bilbao, en la madrugada del sábado 21 de noviembre de 1999, y que al parecer coinciden con otros hallados en su ropa. Los análisis realizados en un laboratorio de la Universidad del País Vasco hace menos de un mes tenían como objetivo despejar la incógnita existente hasta entonces. Ayer, el Departamento de Interior informó de que se había apresado a un individuo, el primero. Según ha podido saber este periódico, el detenido intentó atacar a otra joven en la calle Iturribide de Bilbao. A pesar del hermetismo oficial, se espera que la operación policial pueda ser el principio del final para uno de los casos que, junto al crimen de Laura Orue, la joven de Zeberio, convulsionaron a la sociedad vasca el pasado año.
Eran las seis de la tarde del 22 de noviembre de 1999 y empezaba a oscurecer. Desde el día anterior, familiares de Virginia Acebes, patrullas de la Ertzaintza y de protección civil, acompañados de perros, rastreaban el monte Artxanda en su busca. Cuando estaba a punto de concluir la segunda jornada, José Luis Acebes, tío de la universitaria, encontró su cadáver. Yacía en un pequeño talud a unos 15 metros de la carretera Artxanda-Enekuri, en un hueco natural del suelo, junto a unos árboles. Presentaba 54 puñaladas.
Horas antes, siete después de la desaparición, un ertzaina fuera de servicio había encontrado a varios kilómetros de distancia, en el Alto de Santo Domingo, las primeras pistas: un jersey, un fular, el chaquetón, una tarjeta del metro, dos botellas de batido, una de ellas vacía, y envoltorios de comida ligera. Las botas que había estrenado la víctima la misma noche de sus desaparición, pertenecientes a su madre, se hallaron después en el barrio de Txurdiniga. El teléfono móvil de la joven, con el que avisaba habitualmente a sus padres de que llegaría tarde a casa, y su bolso no han sido encontrados hasta la fecha. La policía vasca barajó como hipótesis principal que la joven bilbaína, tras despedirse de sus tres amigas a las tres de la mañana en la boca del metro del Casco Viejo, se dirigió caminando a su comicilio en la calle Ollerías, a unos 15 minutos del lugar a pie. En algún momento del trayecto, alguien le salió al paso y, ya en coche, se trasladaron a Artxanda.
Durante el año transcurrido, la Ertzaintza investigó a dos jóvenes cuya imagen quedó grabada en la cámara del cajero automático de una entidad bancaria próxima a la Plaza de Unamuno, por donde podía haber pasado Virginia. Los sospechosos no guardaban relación alguna con el crimen, según se ha sabido. La Ertzaintza también creyó tener alguna pista razonable cuando varios testigos aseguraron que habían visto a la víctima acompañada de un hombre joven en el monte Artxanda e identificaron un coche de color rojo como el que la joven y su acompañante utilizaron para desplazarse.
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