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Legionarios y 'Legionellas' MARIA MUNTAÑOLA

Hace un par de años cobró notoriedad el episodio de los Aspergillus, hongos a los que se atribuyeron casos de mortalidad en algunos hospitales de España. Este año, los protagonistas de las noticias sobre cuestiones sanitarias son las Legionellas. Algunas veces se refieren a ellas como virus. Un error, porque son bacterias. En las preparaciones microscópicas aparecen como diminutos bastoncitos de unas pocas milésimas de milímetro (de 2 a 20 micras o más de largo, y de 0,3 a 0,9 de ancho), con extremos redondeados, y en general con uno o dos flagelos sinuosos, polares o laterales, que les dan movilidad.Pobres en formas, pero ricos en potencial biológico, directa o indirectamente estos microorganismos están implicados en neumonías humanas que pueden tener un desenlace fatal si la patología no es diagnosticada a tiempo y si los que sufren la infección no son tratados con los antibióticos adecuados.

El estudio moderno de las Legionellas empezó en 1976, a raíz de un brote epidémico que se produjo en el hotel Bellevue Stratford, de Filadelfia (EE UU), en el que se celebraba una convención de legionarios. De ahí el nombre genérico de estos microorganismos: Legionella.

En un principio se creyó que eran rikettsias (microorganismos más pequeños que las bacterias); después se fueron conociendo sus características bioquímicas y reconociendo grupos serológicos; se caracterizaron las alteraciones clínicas que provocan (fiebre aguda, vómitos, diarrea, disfunciones hepáticas y renales, confusión mental), que curiosamente inciden más en el hombre que en la mujer; se señalaron sus hábitats, fuentes de dispersión y contaminación, antibióticos a los cuales acusan sensibilidad (eritromicina, cloramfenicol y algunos más recientes), amén de otras peculiaridades.

En la infancia

A pesar de haber sido detectados en distintos países del mundo, entre ellos España, en los cuales se llevan a cabo complejas investigaciones sobre diversos aspectos taxonómicos y epidemiológicos relacionados con estos microorganismos, se considera que el conocimiento de las Legionellas se encuentra todavía en su infancia.

Se da por sentado que viven en el agua, y de ahí que su presencia sea especialmente fastidiosa en hospitales y comunidades de vecinos que cuentan con extensos sistemas de cañerías, calefacción, humidificación y nebulización, filtros, aerosoles, duchas y otros elementos que trabajan con agua caliente, etcétera.

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Pero en la literatura científica aparecen referencias a descubrimientos tales como el de que algunas cepas de Legionella pneumophila (la más común de las especies de este género) se multiplican en el interior de una ameba que también vive en las cañerías de los sistemas de refrigeración.

Por esto se considera que el conocimiento de las Legionellas se encuentra todavía en su infancia; que los métodos de supervisión y control de su presencia son muy costosos, pero absolutamente necesarios, entre pacientes, visitantes, personal médico y de laboratorio, y que las medidas para impedir los brotes de las infecciones tienen que ser rigurosas.

Maria Muntañola es profesora en la Facultad de Biología de la Universidad de Barcelona

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