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Italia se aleja del Estado federal y opta por un modelo de autonomía limitada

El fantasma de Yugoslavia

El Gobierno italiano de centro-izquierda está a punto de aprobar una ley descentralizadora del Estado que está lejos de colmar las aspiraciones federalista de las ricas regiones del Norte. El ejemplo de las autonomías españolas ha perdido completamente el favor del Olivo, que se inclina por una fórmula mucha más ligera de "federalismo solidario". Del modelo catalán sólo se ocupa hoy la Casa de las Libertades, arrastrada por la otrora separatista Liga Norte. Sin embargo, más allá de los intereses políticos, hay razones económicas que impulsan a las regiones del norte a pedir más autogobierno. "No votaremos esa ley porque no es federalista. De hecho le han quitado ya ese nombre. No contempla la posibilidad de legislar, de retener un porcentaje de los impuestos; no introduce, algo que sería justo, una cámara de las regiones", dice Enrico La Loggia, portavoz de los senadores de Forza Italia, el partido creado en 1994 por Silvio Berlusconi que forma parte de la Casa de las Libertades.

Para La Loggia, bastaría con que se extendieran a todas las regiones los estatutos especiales que ya existen en cinco regiones italianas. Eso o implantar "el modelo de los länder alemanes, el de la Confederación Helvética, e incluso la autonomía de Cataluña, que, al contrario que el País Vasco, es una comunidad pacífica". La Loggia está seguro de que en Italia no sería difícil de aplicar este modelo porque "no existe el riesgo separatista". "Sólo lo era Umberto Bossi, pero se ha dado cuenta de que la independencia es imposible", añade.

El Gobierno, sin embargo, no lo tiene tan claro. Hace un par de semanas, el borrador del nuevo estatuto de la región del Veneto mereció el calificativo de "secesionista" por parte del ministro de Asuntos Regionales, Agazio Loiero, que sacó a colación, incluso, el fantasma de la Yugoslavia rota y despojada. "Es puro terrorismo propagandístico", opina Carlo Secchi, experto en política internacional y rector de la Universidad Bocconi de Milán. "Italia tiene problemas graves de competitividad, y necesita encontrar un proyecto fuerte para poder adecuarse a estos desafíos. Y en un país como éste, con realidades internas muy diferentes, la única manera de hacerlo es aplicar una verdadera subsidiariedad en el sentido europeo del término. Ésta es la gran cuestión". Gavino Angius, portavoz de los senadores del Partido de los Demócratas de Izquierda, la principal fuerza del Gobierno, reconoce que la aspiración federalista es un hecho, derivado, en parte, "de la crisis de los viejos estados-naciones, e incluso del fenómeno de la globalización que puede empujar a una reacción localista bastante atrasada", y añade: "No creo que en Italia haya un peligro secesionista. El riesgo está en que agitando la bandera del secesionismo y del localismo se afirmen los valores de xenofobia, intolerancia, antisolidaridad y racismo".

Frente a este fantasma, dice Angius, "la izquierda apoya un federalismo solidario que funcione en todas las regiones, para que todas se beneficien, no sólo las regiones ricas del norte". A juicio del senador de izquierda, el texto que aprobará el Senado el 17 de noviembre próximo representa "una reforma muy importante que asigna a las regiones grandes poderes, descentralizando competencias, funciones y recursos relevantes. "La ley no supone un gran avance respecto a la situación actual, aparte de otorgar algunas competencias más en materia de enseñanza, medio ambiente y jueces de paz. Y lo malo es que el punto de partida es ya modesto. "Italia es uno de los países que menos iniciativas de descentralización han tomado, menos incluso que Francia", reconoce Secchi, que teme las consecuencias de una legislación demasiado tímida. "Podríamos correr riesgos de laceración si a la petición de descentralización, de subsidiaridad, no se le diese una respuesta convincente", opina el rector de la Bocconi, que ve un enemigo natural del federalismo en la burocracia central. "Debemos pensar en Alemania y Suiza, este último un modelo que lleva funcionando 700 años. No tenemos que copiarlo, sino estudiarlo".

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