El fiscal recurre la libertad de los anarquistas que presuntamente enviaron cartas bomba a periodistas
Artefactos caseros
El fiscal jefe de la Audiencia Nacional, Eduardo Fungairiño, anunció ayer que la Fiscalía ha recurrido la decisión del juez Juan del Olmo de dejar en libertad a los anarquistas Eduardo García Macías y Estefanía Maurette Díaz, que presuntamente realizaron siete envíos de paquetes bomba fundamentalmente a periodistas.El juez Del Olmo, en contra del criterio del fiscal Ignacio Peláez, quien había solicitado la prisión incondicional de los dos anarquistas por delitos de terrorismo y pertenencia a banda armada, decidió poner en libertad sin cargos a Maurette y en prisión, pero eludible con una fianza de cinco millones de pesetas, a García Macías.
Ninguno de los dos detenidos reconoció ante el juez del Olmo la acusación de haber enviado artefactos explosivos a varios periodistas y éste debió creer la versión que ofrecieron. Sin embargo, el fiscal ha presentado recurso contra esa decisión por considerar que existe riesgo de fuga y que los indicios que obran en el sumario son más que suficientes para implicarles en el envío de los paquetes bomba. El fiscal, según fuentes de la propia fiscalía, no se refería en su escrito a la posibilidad de que los detenidos pudieran reiterar la actividad delictiva con el envío de nuevos artefactos.
El propio juez del Olmo tendrá que decidir ahora si estima o rechaza el recurso del fiscal y en este último caso será la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional la que resuelva la cuestión.
Eduardo García Macías y Estefanía Maurette fueron detenidos el miércoles día 8 en Madrid, aunque son naturales de Barcelona. La policía les atribuye haber enviado siete paquetes bomba a varios periodistas de los diarios Abc, El Mundo y La Razón, así como al presidente del Movimiento contra la Intolerancia, Esteban Ibarra.Según explicó el director general de la Policía, Juan Cotino, ambos detenidos habían estado en distintas cárceles españolas donde habían contactado con otros presos, de los que presuntamente recibieron instrucciones. Se denominaban a sí mismos anarquistas y con el envío de artefactos querían protestar contra la política de dispersión de presos y reivindicar la desaparición de los ficheros FIES, en los que se incluye a los presos peligrosos que requieren un seguimiento especial.
Los artefactos que enviaban estaban confeccionados con latas de conservas a las que se les añadía un compuesto de clorato potásico, azufre, carbón vegetal y en ocasiones se impregnaba todo con gasolina. El ingenio se activaba por una pila a la que se conectaba un sistema de pinza.
Aunque el director de la Policía señaló tras la detención que era muy posible que los detenidos hubieran tenido relaciones y contactos con miembros de la banda terrorista ETA, este extremo no ha podido ser confirmado, según fuentes de la investigación.
El diario El Mundo informó el pasado viernes de que el cerebro de estos envíos no es otro que el ciudadano italiano Claudio Lavazza, que se encuentra encarcelado en un penal de Huelva, y que está condenado a 50 años de prisión por el asesinado de dos policías locales de Córdoba. Lavazza ha escrito algún artículo de opinión en la revista Ardi Beltza (oveja negra, en vasco), que dirige Pepe Rei, y en el que defendía la supresión del fichero FIES.
También figura como implicado en el caso el preso Gisbert Girlain, que cumple actualmente condena por el asesinato de otro recluso con el fin de evitar su extradición a Francia, de donde también se escapó de prisión. Un tercer preso implicado en el caso es Santiago Cobos, internado en la cárcel de Gijón.
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