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PROTESTA - LA MANIFESTACIÓN SE DESPLAZÓ HASTA EL MUSEU DE LES CIÈNCIES

Unos 4.000 vecinos protestan en Valencia contra la prostitución y la droga

"Con Rita Barberá, la droga no se va". Ése fue uno de los lemas más coreados por los vecinos -2.500 según la policía, y 4.000 según los organizadores- que ayer se manifestaron en Valencia en contra de la prostitución callejera y el tráfico de drogas. Los vecinos salieron a la calle a las 19.30 desde los barrios de El Grau, Natzaret, Malva-rosa, Cabanyal, Ciutat Vella, Velluters, Campanar y Tendetes. La manifestación multitudinaria la protagonizaron los vecinos de la zona del puerto. Durante más de una hora, con pitos, ollas y trompetas acompañando su protesta, recorrieron la avenida del Puerto hasta la plaza de Zaragoza para llegar después al paseo de la Alameda, cerca del puente de Calatrava. A las 21.00 Carmen Vila, presidenta de la Federación de Asociaciones de Vecinos de Valencia, subía a una tarima preparada para acoger a los representantes de las diferentes asociaciones de vecinos participantes y leía entre silbidos y gritos de "fuera, fuera, estás vendida" el manifiesto acordado hace escasamente una semana. Vila leyó las reivindicaciones vecinales entre ensordecedores abucheos. Los manifestantes consideran que Vila comulga en exceso con la postura de la alcaldesa sobre el problema.Seis pancartas recogían los mensajes de rechazo contra la prostitución callejera, el tráfico de drogas y la delincuencia que padecen algunos barrios de la ciudad. Tras ellas se agolpaba una multitud de toda condición que no cesó un instante en sus gritos y coreó mensajes contra la Administración y sus representantes, especialmente contra la alcaldesa de Valencia, por lo que consideran una situación de "olvido y marginación".

Vecinos de Valencia piden que se prohíba la prostitución callejera y que se legalicen las drogas

Custodiados por un importante despliegue policial, los vecinos afectados por la prostitución callejera, el tráfico de drogas y la delincuencia hicieron anoche más ruido que nunca para evidenciar su rechazo ante la situación que padecen."No hay derecho, esto es una vergüenza. Mientras los políticos se visten de largo para inaugurar pomposamente el Museo de las Ciencias, nosotros tenemos que salir a la calle para que giren la cara y sepan qué pasa en nuestros barrios. Más de un vecino de los que hoy está aquí ha perdido a su hijo por la droga. Pero ellos no se mojan. Qué más les da", afirmaba Soledad R., vecina de la Malva-rosa.

Delante de ella se encontraba la pancarta de la coordinadora de asociaciones de vecinos de El Grau. Fernando Rogero, director de uno de los colegios de la zona, quien tuvo por coro de sus gritos a algunos de sus alumnos y a estudiantes del instituto El Marítim, se mostraba crítico: "Nosotros no nos sentimos representados por la Federación de Asociaciones de Vecinos ni por Carmen Vila ni mucho menos por los políticos que, hasta ahora, han hecho grandes discursos y un sinfín de promesas que no han cumplido".

Los vecinos de El Grau explicaban a quien quisiera escuchar que la droga se vende sin disimulos en la calle de Bello, que las prostitutas practican el sexo con sus clientes a cualquier hora del día en los parques, en las puertas de los centros de enseñanza, que la carpa instalada en el barrio ha sido una burla y que desde hace años esperan que se cumpla alguno de los compromisos de las administraciones.

Los manifestantes expresaron su ira, desacuerdo y desconfianza cuando Carmen Vila, a quien acompañaba el presidente de la Confederación de Asociaciones de Vecinos de la Comunidad Valenciana, José Luis Payà, tomó la palabra. "Vete, vendida, que hable otro", fue la respuesta. Ignorando el abucheo, Carmen Vila procedió a la lectura del manifiesto. En él, además de describir la situación, se lanzaron una serie de propuestas para acabar con la prostitución y el tráfico de estupefacientes. Entre otras medidas se abogó por la legalización médica de las drogas, persecución del narcotráfico, experimentación de las narcosalas, vigilancia tributaria a los narcotraficantes, reparto universal de metadona, creación de centros hospitalarios con unidades de deshabituación rápida, prohibición explícita de ejercer la prostitución en la calle y persecución y penalización del proxenetismo.

Verbalizar las exigencias no calmó los ánimos. Al menos la mitad de los manifestantes, una vez disuelta la concentración, se dirigieron a la puerta principal del Museu de les Ciències para corear a los invitados a la inauguración "contra la droga, tenemos que luchar". De fondo, un espectáculo pirotécnico.

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