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170 turistas mueren calcinados en Austria

Sólo nueve personas sobreviven al incendio de un funicular que circulaba por un túnel de montaña

Es el accidente más grave de la historia de Austria. La mayoría de las víctimas son jóvenes, murieron calcinados al incendiarse el único vagón del tren funicular que conduce al glaciar de Kitzsteinhorn, un paraíso alpino de esquiadores situado al suroeste de Salzburgo. Cuando los bomberos consiguieron sofocar el fuego, del tren no quedaba más que el esqueleto.

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Un tren cargado con una sustancia explosiva descarrila y se incendia al sureste de Viena

Causas desconocidas

Fue el accidente más grave de la historia de Austria. Unas 170 personas, la mayoría jóvenes, murieron calcinadas al incendiarse el único vagón del tren funicular que conduce al glaciar de Kitzsteinhorn, un paraíso alpino de esquiadores situado al suroeste de Salzburgo. Sólo nueve personas lograron escapar del infierno. Cuando los bomberos consiguieron sofocar el fuego, del tren no quedaba más que el esqueleto. La identificación de las víctimas, hacinadas en el interior del funicular, se hizo muy difícil. Eran en su mayoría jóvenes de nacionalidad austriaca, alemana e inglesa. El canciller austriaco, Wolfgang Schüssel, declaró el sábado y el domingo días de luto nacional. En todo el país se izaron banderas negras.A las 9.10 de la mañana de ayer la gendarmería y los bomberos recibieron la alarma. El tren funicular de Kitzsteinhorn estaba ardiendo dentro del túnel, de más de 3,2 km de largo. El tren, con capacidad para 180 pasajeros, iba repleto de esquiadores y muchos jóvenes que aprovechaban el espléndido día soleado para participar en un campeonato de snowboard sobre el glaciar. Cuando el vagón empezó a arder, nadie pudo abrir las puertas para salir. Sólo consiguieron escapar nueve personas, todas de nacionalidad alemana, a través de una ventanilla rota a patadas. El hombre que rompió el cristal relató que empujó primero a su hija por el orificio, luego la siguió y se echaron a correr hacia la salida del túnel con toda la velocidad que les permitían sus aparatosos equipos de esquiadores.

Otro de los testigos contó que "mucha gente, aterrada por la idea de morir, gritaba e intentaba desesperadamente abrir las puertas". Al mismo tiempo, los gases tóxicos provocaron la muerte de dos turistas y un trabajador de la compañía del funicular, que se encontraban en la estación en la salida superior de la galería. Nueve personas que se encontraban en el mismo lugar fueron ingresadas con síntomas de asfixia.

"Es una megacatástrofe", dijo un miembro de los equipos de rescate apenas vio el denso humo saliendo de la boca del túnel en lo alto de la montaña de Kitzsteinhorn. A pesar de las máscaras de gas, el humo impedía acercarse al vagón ardiente, y resultaba extremadamente arriesgado ascender por la galería porque el fuego dañó el cable de seguridad y de un momento a otro podría precipitarse el vagón. Desde toda la región llegaron equipos de bomberos y de la Cruz Roja. Desde la ciudad alemana de Ulm se movilizaron tres equipos de socorro y también acudieron unos 20 médicos que se encontraban casualmente en la ciudad de Salzburgo participando en un congreso de medicina de urgencia. Se concentraron en total 13 helicópteros, 165 enfermeros, 25 médicos, 480 bomberos, 110 gendarmes y 40 psicólogos. Pero poco se pudo hacer. Aproximadamente a las 13.00 horas se dieron por perdidas las esperanzas. El jefe del Gobierno regional de Salzburgo, Franz Schausberger, compareció ante las cámaras de la televisión austriaca ORF para comunicar que había que dar por hecho que todos, excepto los nueve supervivientes, perdieron la vida. "El incendio se extendió por el efecto del túnel como por una chimenea, y con una intensidad que ha debido de ser terrible", declaró Schausberger, quien confirmó que la mayoría de las víctimas eran jóvenes y niños.

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Manfred Müller, director del funicular, ofreció su propio relato de los hechos: "Cuando sonó la alarma, tuvimos todavía unos cinco minutos de contacto con el conductor. Le dijimos que detuviera el tren y abriera las puertas para rescatar a los pasajeros, pero enseguida se interrumpió la comunicación." Dos horas más tarde, se constató que también murió el conductor de un segundo tren funicular que descendía por el túnel, sin pasajeros, en el momento del siniestro. En la mañana de ayer, día luminoso de cielo despejado, ya habían subido a la montaña entre 2.000 y 2.500 personas, entre ellos 20 españoles. En la localidad de Kaprun, en el valle, no había casi nadie que no tuviera algún familiar o amigo en la cima.

En un intento de calmar mínimamente la angustia, los equipos de rescate intentaron tomar los datos de los esquiadores que tuvieron la fortuna de ascender al glaciar antes de que se produjera el accidente.

Aunque todavía se desconocen las causas exactas del accidente, los expertos no descartan que un cortocircuito pudiera haber roto un cable, que podría haber caído sobre el vagón y provocado el fuego. El tren, construido con materiales ignífugos, carecía de motor y de fuente de energía propia, y se movía propulsado desde la estación de esquí.El canciller alemán, Gerhard Schröder, envió un mensaje de condolencia al jefe de Gobierno austríaco. "La terrible fatalidad sufrida por numerosas personas que se alegraban de disfrutar un día en la naturaleza, nos conmueve a mí y a todos mis compatriotas", dijo Schroeder en un comunicado. El Gobierno de Berlín no quiso pronunciarse acerca del posible número de ciudadanos alemanes que murieron en el accidente. El presidente francés, Jacques Chirac envió a su colega austríaco, Thomas Klestil, un mensaje en el que expresó sus "más sinceras condolencias" y las del pueblo francés a las familias de las víctimas.

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