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Tribuna:
Tribuna
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Bush stop

Tal vez, a estas horas, ya tengamos nuevo presidente con nombre propio, y hasta puede que hayan desmontado esa carpa universal de los prodigios. Me planté el viernes, cuando el ábaco de una Florida de posibles pucherazos, era un bostezo a mitad de camino entre un tipo que afirma que los talibanes es un conjunto de rock; y otro con el rostro tallado a golpe de formón. Me planté cuando Bush en medio de la confusión, ofreció a los dioses de la inclemencia un nuevo sacrificio humano. A ambos aspirantes les encanta eso de achicharrar a los convictos o de facilitarles una atroz agonía intravenosa. Toda una noche de Austin a Nashville, da mucho sueño americano. Con tanta escandalera, estas elecciones han servido para mostrarnos cómo en el país de las libertades y del presunto modelo democrático, el sufragio directo, el sufragio popular, no conduce a la gloria presidencial. Lo que cuenta son los votos colegiados, los dólares y las manipulaciones. Por unos millones, te haces con una plaza de senador. Por un voto electoral más, con la presidencia planetaria. Pero esa empedernida precipitación en proclamar al gobernador de Tejas, ha dejado hechos unos zorros a los dignatarios de medio mundo y de la Unión Europea: Prodi, Chirac y algunos más se apresuraron a hacerle la rosca a George W. Bush, e instantes después no sabían cómo ocultar sus vergüenzas. Que no se preocupen. Una de las virtudes del candidato republicano es su ignorancia: fuera de Austin y de Tejas sólo existe una nada tenebrosa y enemiga.Más prudente estuvo el ministro Piqué, quien comentó: Sea quien sea el ganador, nuestras relaciones con EE UU mejorarán. Lo que significa algo así como: Mire usted, señor presidente, nosotros a sus órdenes y ya sabe por dónde puede meternos sus aviones del Golfo; y a mandar, que para eso estamos. Eso sí, Piqué tuvo la finura diplomática de no pronunciar el nombre de ninguno de los contendientes. En definitiva, sabe que uno u otro nos usará, en su momento, como mejor cumpla a sus conveniencias

Semana ciertamente caótica, tensa y circense, en la que Gore, Bush y las vacas locas se han disputado los titulares informativos. Pero qué ganado.

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