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Vidal-Quadras deja la política catalana y pide afiliarse en Madrid

El eurodiputado Aleix Vidal-Quadras, el enfant terrible de la política catalana en la última década, dejará su actividad en Cataluña y pedirá afiliarse al Partido Popular de Madrid, donde ha fijado su residencia por razones personales. Ayer comunicó a la junta directiva de Convivencia Cívica Catalana, la entidad antinacionalista que preside, que renuncia a su cargo y también abandonará su puesto en la ejecutiva del PP catalán al sentirse incómodo por el giro catalanista dirigido por Josep Piqué.

Vidal-Quadras llegó a la presidencia del PP catalán en 1991 y pronto empezó a sacudir las tranquilas aguas políticas del oasis catalán, básicamente a partir de su oposición frontal al nacionalismo y a la política lingüística del Gobierno de Jordi Pujol. El presidente del PP, José María Aznar, lo colocó en el puesto y también fue él quien le hizo renunciar, en septiembre de 1996, como consecuencia de la alianza que Aznar selló con Pujol para llegar a la presidencia del Gobierno. Pero desde entonces la sombra de Vidal-Quadras no había dejado de planear sobre la cúpula del PP catalán, encabezada por Alberto Fernández.Vidal-Quadras llevaba semanas meditando la posibilidad de renunciar a toda actividad política en Cataluña. Como mínimo, empezó a planteárselo después del congreso que el PP catalán celebró el pasado septiembre. Este cónclave asumió el giro catalanista de Josep Piqué y convirtió en residuales las tesis de Vidal-Quadras, hasta entonces oficiales, cuyas enmiendas se quedaron por debajo del 5% ante la presión ejercida por el aparato.

El documento que se aprobó a instancias de Piqué es contemporizador con la política lingüística de Pujol y se adentra en el terreno conceptual de CiU al considerar, por ejemplo, que Cataluña "tiene derechos como pueblo". Ante esta situación, Vidal-Quadras trasladó a sus colaboradores su incomodidad ante la nueva política del PP catalán y su deseo de mantener la "coherencia" con sus propios planteamientos. Además, ayer esgrimió en la junta directiva de CCC la necesidad que tiene de abandonar la presidencia de esta entidad para evitar la proliferación de conflictos con la cúpula del PP tras el giro catalanista. Vidal-Quadras dejará su cargo en CCC a principios del año que viene tras la preceptiva asamblea, y esta organización tiene previsto mantener intacta su actividad, pese a la renuncia de su principal referente.

Distrito de Salamanca

Esta decisión de Vidal-Quadras coincide con el traslado de su residencia a Madrid por razones personales. El eurodiputado ya se ha puesto en contacto con la dirección del partido en Madrid, encabezada por Pío García Escudero, para afiliarse en esta ciudad, con lo que abandonará la ejecutiva regional del PP de Cataluña y se convertirá en un militante del distrito de Salamanca, en Madrid. Asimismo, continuará como miembro de la ejecutiva nacional del PP.

"Tengo la convicción de que he cubierto una etapa y que la nueva fase que se abrirá en Cataluña con el pospujolismo no tiene nada que ver con la que viví", afirmó ayer el dirigente del PP en conversación con este diario, tras admitir que dejará la presidencia de CCC y la dirección regional en Cataluña. Vidal-Quadras justificó su decisión de trasladar a Madrid su actividad política por su deseo de "no interferir en la nueva estrategia del partido en Cataluña". "Si quiero ser coherente con el hecho de ser militante del partido sólo me queda una posibilidad: desaparecer de la escena pública catalana en todo aquello que pueda colisionar con la línea del partido", añadió el ex presidente regional.

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En los últimos años, Vidal-Quadras ha mantenido continuas fricciones con la dirección del PP catalán. Los colaboradores de Alberto Fernández a menudo han lamentado las "interferencias" que Vidal-Quadras ocasionaba en el mensaje que el PP deseaba transmitir en Cataluña, y la dirección del partido ha ido arrinconado a todos sus colaboradores hasta el punto de que apenas hay cargos públicos y dirigentes que se consideren vidalquadristas.

Los principales colaboradores que Vidal-Quadras tuvo en su última etapa en el Parlament también han desertado: Julio Ariza y Josep Maria Francàs trasladaron su domicilio a Madrid y mantienen una militancia de baja intensidad, y Jacint Vilardaga se dio de baja del PP el año pasado.

Azote del nacionalismo catalán

Aleix Vidal-Quadras (Barcelona, 1945) fue el dirigente elegido por José María Aznar en su primer intento de catalanizar el partido y quitarle el estigma de formación ajena a la realidad catalana que siempre ha perseguido a Alianza Popular (AP), primero, y el Partido Popular (PP), después. La apuesta de Aznar, no obstante, no salió tal como estaba prevista y Vidal-Quadras se convirtió pronto en el gran azote de los catalanistas que el PP decía querer seducir.No obstante, mientras Aznar estuvo en la oposición mantuvo en el cargo a este catedrático de Física atómica y nuclear de la Universidad Autónoma de Barcelona, convencido de su tirón electoral: Vidal-Quadras cogió el partido en 1991 con 6 diputados autonómicos y 143.000 votos y lo dejó cinco años después con 17 diputados y 421.000 votos. En las últimas elecciones autonómicas, el PP encabezado por Alberto Fernández se quedó en 295.000 votos y 12 diputados.

Cuando en septiembre de 1996 fue apeado de la presidencia del PP catalán, Vidal-Quadras reorientó su carrera hacia Madrid -dirigió la fundación FAES, del PP- y Bruselas -es eurodiputado-, pero tuvo siempre un ojo puesto en la política catalana como miembro de la ejecutiva del PP catalán y como presidente de Convivencia Cívica Catalana (CCC).

Vidal-Quadras ha mantenido su beligerancia contra el nacionalismo catalán y contra Pujol a pesar de la colaboración parlamentaria entre el PP y CiU en el Congreso y en el Parlament, que arranca de 1996. Además, la ha manifestado de forma estridente, con calificativos durísimos contra las actitudes a su juicio "totalitarias" de Pujol y su Gobierno.

A través de CCC, Vidal-Quadras ha llevado su oposición a la política lingüística de Pujol mucho más allá de lo que deseaba el PP catalán, cuyos dirigentes a menudo se han visto obligados a desmarcarse de las iniciativas de su eurodiputado.

Los ejemplos son abundantes: CCC pidió en 1998 al Defensor del Pueblo que interpusiera un recurso de inconstitucionalidad contra la Ley de Política Lingüística, y ha llevado a los tribunales todos los reglamentos desarrollados a partir de dicha ley, como el decreto de doblaje y las bases del concurso de licencias radiofónicas.

También fue CCC la entidad que asumió los recursos jurídicos de la profesora de Tarragona Josefina Albert, excluida de las pruebas de selectividad por facilitar un examen en castellano, y Vidal-Quadras incluso llevó al Parlamento Europeo sus denuncias contra la supuesta discriminación del castellano en Cataluña. A pesar de ser vicepresidente de la Eurocámara, Vidal-Quadras prefirió utilizar la vía de Convivencia.

En todos estos casos, la actuación de CCC, una entidad que agrupa a varias organizaciones cívicas, ha sido vista con reticencias por parte del PP, que prefería una actitud menos beligerante contra sus socios parlamentarios de CiU.

A pesar de los conflictos que Vidal-Quadras ha mantenido en los últimos años con la dirección catalana, Aznar le mantuvo en la ejecutiva nacional del partido en el último congreso, celebrado en enero de 1999. Esta decisión pilló por sorpresa al equipo de Alberto Fernández Díaz, que la recibió con pesar. El traslado de Vidal-Quadras a Madrid dejará al PP catalán con sólo tres miembros -hasta ahora tenía cuatro- en la ejecutiva nacional.

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