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GOLPE A LOS GRAPO

El enigma de Cordón desbarató las negociaciones con el Gobierno para disolver la organización

Jorge A. Rodríguez

El Gobierno y los GRAPO mantuvieron durante 1996 intensas negociaciones para intentar la disolución de la organización terrorista y la legalización del Partido Comunista de España reconstituido (PCE-r). Las conversaciones se iniciaron en la cárcel de Almería entre dos miembros del CESID y tres activistas, aunque el grueso de las negociaciones se llevaron a cabo en la prisión Sevilla II, donde fueron reagrupados los interlocutores designados por la banda y de la que fueron desalojados los presos de ETA. Las conversaciones fracasaron, entre otros motivos, por la falta de solución, incluso a día de hoy, del secuestro del empresario zaragozano Publio Cordón.La primera reunión negociadora se celebró a las 3.30 de la madrugada del 17 al 18 de abril de 1996 entre tres grapos y dos agentes del CESID, Alberto y Enrique, que desde entonces fueron bautizados como los malasombra. En aquel primer contacto se fijó una nueva cita para el 2 de mayo a fin de elaborar un calendario de conversaciones y un catálogo de temas a tratar. "Vosotros no habéis conseguido gran cosa con la lucha armada; el Estado está fuerte, consolida la democracia y puede ser generoso", dijeron los miembros del CESID, a los que los grapos, según sus comunicados internos, contestaron: "Si fuera así no vendríais. Si venís es porque somos fuertes, preveéis que lo seremos más y porque vosotros estáis en crisis política, económica y moral".

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Los GRAPO plantearon como principales exigencias una salida escalonada de prisión, la legalización o tolerancia del PCE-r, medios económicos y trabajo para los excarcelados y "mejoras económicas y sociales de carácter general". Como contrapartida ofrecían el fin de la lucha armada y la disolución de los GRAPO.

Los negociadores de ambas partes llegaron a reunirse en otras tres ocasiones en la cárcel de Sevilla II, donde fueron reagrupados 16 activistas. El último encuentro se celebró el 17 de septiembre. "Venían [los del CESID] con la intención de estar todo el tiempo que fuera necesario; trajeron cinco botellas de agua (¡por primera vez nos invitan a algo!) y pusieron su teléfono móvil sobre la mesa; querían entrar a fondo en el temario y parece que tenían previsto consultar con sus jefes, sobre la marcha, algunos aspectos concreto", según se decía en un comunicado de los presos del 20 de septiembre de 1996. Las negociaciones parecían avanzar pero acabaron topándose con varios problemas, especialmente por la desaparición de Publio Cordón después de que, como juraban y perjuraban los GRAPO, lo liberaran en Barcelona tras cobrar el rescate del secuestro.

"Obran en nuestro poder datos y cartas, pero es evidente de que la gran prueba de que se le soltó en su día no existe (...) Les recordamos la carta de Cordón en la que anunciaba a su familia que se iba a tomar unos días tras su liberación antes de volver a casa", dijeron entonces.

Este enorme y misterioso escollo, la falta de arrepentimiento de los activistas y la imposible cesión por ambas partes hicieron que las conversaciones saltaran por los aires y los GRAPOS volvieron a las andadas.

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Sobre la firma

Jorge A. Rodríguez
Redactor jefe digital en España y profesor de la Escuela de Periodismo UAM-EL PAÍS. Debutó en el Diario Sur de Málaga, siguió en RNE, pasó a la agencia OTR Press (Grupo Z) y llegó a EL PAÍS. Ha cubierto íntegros casos como el 11-M, el final de ETA, Arny, el naufragio del 'Prestige', los disturbios del Ejido... y muchos crímenes (jorgear@elpais.es)

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