La violencia resurge en Palestina en vísperas del encuentro Clinton-Arafat
La violencia rebrotó ayer con fuerza en los territorios autónomos palestinos, como si tratara de hacer fracasar el encuentro previsto para hoy entre los presidentes Yasir Arafat y Bill Clinton en la Casa Blanca. La reunión constituye el primer paso de una nueva ofensiva diplomática con la que la Administración estadounidense pretende poner fin a la Intifada y encarrilar el proceso de paz.
En el transcurso de los enfrentamientos murieron cinco palestinos y una funcionaria de aduanas israelí. La espiral de tensión se disparó, poco después de las nueve de la mañana, en las cercanías del puesto fronterizo de Rafah -entre Egipto y la franja de Gaza-, cuando fue asesinada a tiros una funcionaria de aduanas israelí de 24 años que viajaba en su coche junto a un sobrino de 17, al que transportaba a un hospital de Berseva. El atentado fue reivindicado desde Beirut por el grupo radical palestino Al Fatah-Intifada, que desde 1983 lidera el coronel Abu Musa, vinculado al régimen de Siria.El incidente provocó la respuesta encadenada de las fuerzas de seguridad israelíes, que cerraron -por cuarta vez desde que se inició la Intifada- el aeropuerto internacional de Gaza y el paso fronterizo con Egipto. En plena oleada de venganza, los soldados reprimieron también con virulencia y sin contemplaciones las manifestaciones matutinas y vespertinas de los jóvenes lanzadores de piedras de Gaza. Cuatro de ellos murieron, mientras que un quinto fue abatido por las balas en el lejano campo de batalla de Feres, cerca de Nablús, en la zona rural de Cisjordania.
La muerte de la funcionaria israelí provocó la indignación del primer ministro Ehud Barak, quien calificó el hecho de "muy grave", para preguntarse a continuación si "Arafat en realidad tiene la intención de aplicar los acuerdos de Sharm el Sheij reducir la violencia en la región". La reacción furiosa del Ejecutivo israelí hizo tambalearse durante toda la mañana el proceso de negociación puesto en marcha por la Casa Blanca, y se habló incluso de la posibilidad de que Barak anulara su próximo viaje a Washington, previsto para el sábado.
La situación de renovada violencia que se creó ayer a las puertas de un intento de negociación no es nueva. Muchos observadores políticos se refirieron a una situación similar, una semana atrás, el 2 de noviembre, cuando, después de un pacto entre el ministro israelí Simón Peres y Arafat para aplicar un alto el fuego, se produjo un atentado con coche bomba en Jerusalén.
El partido gubernamental palestino Al Fatah trató de apaciguar la situación y quebrar la escalada con manifestaciones pacíficas, especialmente en Ramala, donde la marcha fue encabezada por el líder de la milicia Tanzim, Marwan Barghouti. El jefe de la Intifada recalcó que la movilización era "una expresión no violenta de la ira palestina". Barghouti parecía haber olvidado que horas antes, en un tono mucho más radical, aseguró que la Intifada "seguirá hasta que Israel se retire de todos los territorios".
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