Renovación total en el Congreso
Como cada dos años, ayer se renovaban en Estados Unidos los 435 escaños de la Cámara de Representantes (222 republicanos, 209 demócratas, 2 independientes y 2 vacantes por fallecimiento) y un tercio más uno del Senado, 34 escaños. Y al igual que en la carrera presidencial, nadie se atrevía a hacer pronósticos. Eran los propios partidos quienes voluntariosamente se atribuían la victoria. "Creemos que podemos conseguir los seis o siete escaños que necesitamos para recuperar la mayoría en la Cámara", decía el líder del grupo parlamentario demócrata en la Cámara, Richard Gephardt. "Vamos a quedar como estamos y puede que ganemos algún escaño", replicaba el speaker (presidente), el republicano Dennis Hastert. El grueso de los escaños de la Cámara baja está consolidado a uno y otro lado. Con pocas excepciones, los titulares tienen garantizada la reelección al beneficiarse de una atmósfera de satisfacción político-económica que no invita al cambio. El esfuerzo de ambas partes se había centrado en los 35 escaños vacantes por fallecimiento, retirada de la política, paso a la carrera por el Senado... de quienes hasta ahora los venían ocupando. Los demócratas contaban con la ventaja de que sólo nueve de los que eran escaños suyos quedaban en el aire, frente a los 26 que tenían representantes republicanos. Aun así nada se podía dar por seguro en disputas que se iban a decidir por márgenes estrechísimos.
Además, estaban en juego 11 gobernaturas de Estados, 7 con gobernador demócrata y 4 con uno republicano.
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