Un cordobés en Honduras
Algunos acusaron a Dios de cebarse sobre los más desfavorecidos con el Mitch, como si los huracanes fueran cosa nueva en el Caribe (al menos siete anualmente), como si Dios construyera las casas al lado de los ríos o en los cauces de los torrentes, como si Dios fuera el culpable de la falta de desarrollo y de la descompensación económica entre países.Al menos Dios, que gusta de trabajar a través de los hombres que se lo permiten, ha obrado en Honduras a través de la ayuda humanitaria. (Por cierto, reclamamos que Dios intervenga directamente para cambiar las grandes catástrofes, pero si para ello tuviera que quitarnos nuestra libertad personal, ¿estaríamos dispuestos a permitirlo?)
Acabo de regresar de Tegucigalpa. Nada que ver con un país destruido por un huracán. Eso sólo queda en el recuerdo. Honduras está casi reconstruido y le ha sentado bien el Mitch. Sí, le ha sentado bien porque la ayuda internacional se ha notado mucho, la deuda externa ha disminuido y los que antes vivían en chabolas de cartón y madera a las orillas de los ríos ahora optan a casas de bloques de hormigón.
Hay más dinero en circulación (buena parte de los alimentos y productos básicos para los damnificados fueron comprados a empresas hondureñas) y se nota. Por supuesto, no regresarán los fallecidos y el sufrimiento de miles de desahuciados no podrá ser sustituido ni borrado, sigue habiendo más de un 60% de la población bajo los niveles de pobreza y un alto nivel de desempleo entre la juventud, pero las cosas están cambiando y el país se está levantando.
Gracias a la idea de "comida por trabajo" muchos se implicaron en la reconstrucción del país, aun los que no habían perdido nada, y eso forja un espíritu, un ánimo de pueblo que esperemos dé frutos en pocos años. De momento, Honduras está, gracias a Dios, mejor que hace dos años, antes del Mitch.- Israel Muñoz de Morales. Córdoba.
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