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El CSN advierte de que no volverá al 'Tireless' si no tiene acceso al reactor

Tres instrumentos que determinan que el reactor nuclear del submarino Tireless esté parado y frío son para el Reino Unido un secreto militar. Antes de desplazarse el viernes a Gibraltar para visitar el sumergible, los técnicos del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) entregaron a la Royal Navy una lista de lo que les interesaba ver a bordo, y en ella figuraban la posición de las barras de control y la presión y la temperatura del reactor, pero se les denegó el acceso a la sala de máquinas. Al concluir la visita, según fuentes de la Administración, el CSN indicó a la Royal Navy que no volverá al sumergible si su presencia en él no es más útil.

La comisión mixta hispano-británica sobre el Tireless se reunió formalmente por primera vez el viernes pasado en Madrid. Con anterioridad, los expertos del CSN y sus homólogos del Panel Regulador Nuclear de la Marina británica habían mantenido dos encuentros informales.El viernes, la delegación británica, encabezada por el capitán de corbeta Peter Hurford, anunció que estaba dispuesta a aceptar una visita al sumergible varado en la colonia desde el 19 de mayo. Los españoles se apuntaron todos al viaje, empezando por los funcionarios de Presidencia del Gobierno que asistían a la reunión, los de Exteriores, los de Defensa, los de Protección Civil y los representantes del CSN.

Estos últimos entregaron a Hurford una lista de lo que querían ver a bordo, en la que figuraban la sala de máquinas -con los tres intrumentos mencionados- y el entorno del reactor, incluido su sistema de refrigeración.

La delegación británica explicó que únicamente podía aceptar a bordo a personas "independientes" y que sólo consideraba como tales a dos subdirectores del Consejo: el de Emergencias, Juan Carlos Lentijo, y el de Ingeniería, Antonio Munuer. El CSN es un organismo público, pero independiente, cuyo presidente es nombrado por el Congreso de los Diputados.

Con su veto a la presencia en el Peñón de funcionarios de Exteriores o Defensa, los británicos no querían proteger sus secretos militares ante posibles espías, sino evitar un conflicto con el Gobierno de la colonia, cuyo jefe, Peter Caruana, se había pronunciado contra la visita de españoles al buque, según indica una fuente diplomática.

También anticipó Hurford que, probablemente, no se permitiría el acceso de los subdirectores a todas las áreas solicitadas por el CSN. Así fue. A su llegada a la Roca, el comandante de las fuerzas británicas en Gibraltar, el comodoro Andrew Willmet, y el capítán de navío Mike Walliker, que manda el Tireless, invocaron el "secreto militar" para denegarles la entrada a la sala de máquinas y al entorno del reactor. Obedecían instrucciones de Londres.

El recorrido que hicieron a bordo Lentijo y Munuer fue prácticamente el mismo que el efectuado en octubre por cuatro expertos en seguridad nuclear contratados por el Gobierno gibraltareño para disponer de una evaluación propia de la avería.

"Les habría bastado", comentó una fuente de la Administración asociada a los preparativos de la visita de los técnicos españoles, "con ver incluso a través de una cámara de televisión el panel de control del reactor y, concretamente, esos instrumentos que permiten comprobar la parada segura del reactor. Pero ni siquiera eso fue posible".

Una visita a la sala de máquinas habría sido mucho más útil que una inspección ocular de la avería, que tampoco fue autorizada. La grieta en la tubería del sistema de refrigeración del reactor se identifica mejor a través de las fotografías y las radiografías que la Royal Navy empieza a proporcionar al CSN.

En la reunión de la comisión mixta ambas delegaciones evocaron la posibilidad de que más tarde se lleven a cabo otras visitas de técnicos al submarino. El CSN indicó, sin embargo, el viernes a la Royal Navy que sus técnicos no harán otra visita de esta índole a Gibraltar. Sólo están dispuestos a desplazarse de nuevo a la colonia si pueden ver lo que de verdad les interesa. La Royal Navy prometió estudiar su petición.

El CSN ha manifestado su interés por estar presente cuando, una vez acabada la reparación en 2001, se efectúe la prueba hidrostática para medir la presión previa a la reactivación del reactor. Es entonces cuando se podrá determinar si no hay un riesgo de fugas.

Con la información que hasta el momento le ha transmitido la Royal Navy, el Consejo considera, sin embargo, que no hay ningún peligro de contaminación radiactiva. El momento más delicado, en opinión de sus técnicos, será cuando se encienda el reactor tras la reparación.

Del amarillo al sonrojo

El ministro de Asuntos Exteriores, Josep Piqué, pidió ayer comparecer ante el Congreso de los Diputados para dar cuenta de la situación del Tireless. La semana pasada la oposición socialista había solicitado que su comparecencia junto con la del ministro de Defensa, Federico Trillo.Puede, sin embargo, que no baste con las explicaciones de Piqué. El líder del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, señaló ayer que si las explicaciones de los ministros "no son satisfactorias" su partido pedirá la del presidente José María Aznar, algo que ya ha hecho Izquierda Unida.

"Más que un submarino que destile color amarillo", dijo Rodríguez Zapatero refiriendose a una broma de Aznar, "se tendría que hablar de un submarino que provoca el sonrojo del Gobierno por la falta de respuesta y la debilidad que está demostrando".

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