El grupo Joxe Ripiau se despide hoy de sus seguidores en el Kafe Antzokia
La historia se repite. En 1988, Iñigo Muguruza finiquitaba las arengas en clave ska punk de Kortatu, en 1996 ponía fin a las aventuras de Negu Gorriak y hoy, cuando faltan pocas semanas para finalizar 2000, es el día escogido para celebrar en el Kafe Antzokia de Bilbao (22.00; 1.000 pesetas) el último concierto de Joxe Ripiau. Atrás quedan cinco años de esfuerzo común, cuatro elepés y 300 conciertos. Todos marcados por la diversión, el baile y una instrumentación típica dominicana.
"Fue una aventura que nació no con fecha de caducidad, pero sí con la intención de tener un principio bonito y un final bonito. O sea, no dejarlo en una vía muerta y dejar que fluyera hasta ver qué pasaba. De hecho, tengo la sensación de dejarlo en el momento más alto. Es una manera de funcionar que he llevado en todos mis grupos", asegura el guipuzcoano Iñigo Muguruza, ahora afincado en Portugalete, para justificar por qué ha puesto fin a los días del grupo que ha compartido durante el último lustro con su hermano Jabier.A la falta de desazón en lo que es una despedida amistosa se une la satisfacción del objetivo cumplido ("este grupo nació como el reto de, con esta instrumentación, hacer música para poner a la gente en movimiento, y en ningún momento nos ha parecido un proyecto frustrado") y la ilusión de los proyectos venideros. En el caso concreto de Iñigo Muguruza, entre sus planes inmediatos está formar una banda de hardcore, "un grupo de música bastante más cañera, con batería y guitarra".
De ese modo, el músico vuelve a la senda del rock tras pasar una temporada en un conjunto orientado al baile y que nació inspirado por los perico ripiau típicos de la República Dominicana. De ellos sacó una instrumentación consistente en tambora, güiro, acordeón y bajo, que más tarde fue reforzada con trombón.
El éxito de la peculiar propuesta de Joxe Ripiau, avalado por ventas entre los 5.000 y 7.000 ejemplares de sus cuatro discos, lleva a su líder a tildar de positiva la evolución de la escena autóctona. "He visto permeable al público vasco. De hecho, el panorama se ha abierto un montón en los 15 años que llevo en él. Antes éramos más cerrados musicalmente, a cualquiera que hiciera una música que no fuera dura se le podía llamar de todo. Ahora hay una oferta mucho más amplia y ese cambio ha sido positivo, ya que todo lo que sea huir de purismos y ortodoxia está bien", ratifica el ex bajista de Kortatu y Negu Gorriak, quien descarta formar un nuevo grupo con su otro hermano Fermin.
"Es curioso, porque cuando él sacó el disco con Dut, cañero y oscuro, yo empecé con Joxe Ripiau, que era un poco la otra cara de la moneda. Y cuando yo estoy pensando hacer hardcore es cuando Fermin ha sacado el disco más pegadizo", afirma Iñigo Muguruza señalando un distanciamiento musical que se suma al ideológico.
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