"Las mujeres de Camboya siguen siendo esclavas sexuales"
Como tantas mujeres de su país, Somaly Mam (Camboya, 1970) fue vendida varias veces como esclava y obligada a prostituirse hasta que su boda, a los 21 años, le apartó de los burdeles de Phnom Penh, la capital indochina. En 1995 fundó la asociación Acción para las Mujeres en Situación Precaria (Afesip). Amenazada de muerte, su labor en defensa de las mujeres le valió en 1998, junto a otras seis mujeres, el Príncipe de Asturias de Cooperación. Mam participa en la Semana de Asia que celebra en Bilbao la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR).Pregunta. ¿Le ha ayudado la concesión del premio para sensibilizar a las autoridades de su país, Camboya?
Respuesta. Me ha permitido trabajar en muchas cosas que antes del premio hubieran sido imposible de acometer. Incluso, los que me amenazaban por mi trabajo y querían matarme se han calmado.
P. ¿Cómo ha perjudicado las dos décadas de aislamiento internacional a las mujeres?
R. La guerra y el regimen comunista ha influido para que las mujeres carezcan de derechos humanos, de libertad y para que no tengan las mismas libertades que los hombres. Así que estamos trabajando para alcanzar la igualdad. Las mujeres empiezan a moverse para mejorar las cosas, pero el camino es largo y el paso muy lento.
P. ¿Hasta qué punto es responsable el mundo desarrollado de lo que pasa en un país que empieza a salir adelante?
P. No quiero, no puedo hablar de eso porque no puedo hablar de política, ya que sufro muchas amenazas y mi vida corre peligro.
P. ¿Qué puede hacer la Unión Europea?
R. La presión de los gobiernos de Europa sobre Camboya es fundamental para acabar con la falta de libertad de las mujeres, para terminar con su esclavitud.
P. ¿Qué hace la asociación que usted preside?
R. Trabaja contra la explotación de los niños y las mujeres esclavas sexuales.
P. ¿Quieren las mujeres salir de esa situación, saben que tienen derechos?
R. Las mujeres de la ciudad sí saben, pero las de los pueblos no han recibido ningún tipo de educación; son analfabetas, desconocen lo que es la libertad y es muy difícil llegar a ellas. Las mujeres siguen siendo esclavas sexuales.
P. ¿Aceptan la vida que tienen o se rebelan?
R. En los pueblos aceptan su destino; han nacido así y creen que así tienen que morir. Pero, en las ciudades, empieza a ser diferente. Los jóvenes reciben una educación y viajan al extranjero; se dan cuenta de que la esclavitud se erradicó y se rebelan.
P. ¿Debe venir el cambio de las propias mujeres?
R. Sí, ellas deben ser las protagonistas y por eso es fundamental la educación. Cuando una persona nace, si es niño va al colegio y si es niña se queda en casa cocinando.
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