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GENTE

LA ESTELA VIOLENTA DE LA PRINCESA

La presencia de Carolina de Mónaco y su esposo, Ernesto de Hannover, con Andreas, vástago de la princesa, en la finca Las Golondrinas, ha trastocado ese halo de tranquilidad rural que rodea la población cacereña de Torremocha (1.253 habitantes). Los ilustres huéspedes, disfrutando de unas agradables jornadas cinegéticas y rodeados de una amplia corte de amigos, admiradores, aduladores, bateadores, secretarios y armeros, han atraído también a periodistas y paparazzi, alguno de los cuales salió ayer malparado tras muchas horas de paciente espera. Es el caso de Carlos Cossío y Miguel Ángel Meléndez, dos paparazzi de la agencia Karas que presentaron denuncia en el cuartel de la Guardia Civil de Torremocha contra los guardaespaldas de los Grimaldi-Hannover, que, si por algo se caracterizan, no es precisamente por la delicadeza en el trato de quienes portan cámara, grabadora o libreta. Por allí va la princesa, por aquí tiro una foto y por medio algún sopapo que se pierde en la fría jornada otoñal. Rifirrafe, bronca, voces y disquetes de cámaras que desaparecen ante la displicente mirada de los gorilas de turno. Sucedía todo esto en la periferia de la finca, porque en su interior, lejos del mundanal ruido, se vivía una jornada de bonanza. Carolina, Ernesto y compañía abatieron nada menos que 600 perdices y degustaron una estupenda paella. "¿Que ha pasado? Nada, por favor...", susurraba alguno de los participantes en la cacería. Ocurría todo esto en el día de Todos los Santos, y ya se sabe que algunos siempre los tienen de cara y a otros se la parten. Cosas.-

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