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LA OFENSIVA TERRORISTA

Rouco: "Ninguna idea vale una sola vida de una víctima del terrorismo"

El arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco, aseguró ayer, en el funeral por el magistrado José Francisco Querol y su chófer, Armando Medina, que "no hay ninguna idea, programa o teoría política que valga una sola vida de una víctima del terrorismo". El presidente del Gobierno, José María Aznar, y los de las demás instituciones del Estado se situaron junto a los familiares de los asesinados.

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Los restos mortales de dos de las tres víctimas del atentado terrorista del lunes en Madrid fueron velados por turnos durante toda la noche tanto por sus familiares como por magistrados del Tribunal Supremo. Sus féretros, cubiertos con la bandera de España, fueron llevados después desde el Salón de Plenos al de Pasos Perdidos, en el que el arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco, ofició el solemne funeral. A las diez de la mañana, Aznar se situó junto a los grupos de familiares de las víctimas, encabezado por sus viudas e hijos, quienes, acompañados por sus íntimos y allegados, presidieron el funeral. A la izquierda de los ataúdes se situaron el presidente del Tribunal Supremo, Javier Delgado Barrio, y la Sala de Gobierno; a la izquierda, los vocales del Consejo General del Poder Judicial.

Entre las altas autoridades del Estado estuvieron presentes las presidentas del Congreso y el Senado, Luisa Fernanda Rudi y Esperanza Aguirre; el presidente del Tribunal Constitucional, Pedro Cruz Villalón; el del Consejo de Estado, Iñigo Cavero y los ministros del Interior, Jaime Mayor; Justicia, Ángel Acebes, y Defensa, Federico Trillo, y el fiscal general del Estado, Jesús Cardenal. También asistieron los consejeros de Justicia de Cataluña, Núria Gispert, y del País Vasco, Sabin Intxaurraga.

Ante cientos de personas, magistrados, fiscales, militares y compañeros de los asesinados, que desbordaron la capacidad del salón, el arzobispo de Madrid, Rouco, señaló al "odio y la vesania terrorista" como los causantes de "la sangre, desolación, indignación a flor de labios y dolor, muchísimo dolor", provocados por el atentado.

El prelado definió al magistrado Querol Lombardero como "un servidor de la Justicia a lo largo de una dilatada vida de servicio íntegro y fiel a lo que es el valor fundamental para el bien común de un pueblo y la razón de ser de una patria y de cualquier comunidad política: la del derecho enraizado en la dignidad inviolable de la persona humana". Del conductor del Parque Móvil, Armando Medina, "un sencillo y probado servidor de la Administración pública", subrayó "la rectitud de un trabajo serio y responsablemente asumido que tanto ha contribuido al bien público."

El oficiante se preguntó "si los creyentes y, en general, los ciudadanos y la sociedad española hemos sabido estar siempre al lado de las víctimas del terrorismo" y reclamó un cambio de conducta personal y colectivo con los que sienten cada día la amenaza del terrorismo y colaborar entre todos para erradicarlo.

Al término de la ceremonia, los féretros fueron sacados a hombros por la escalinata del alto tribunal hasta dos furgones fúnebres, que los condujeron al cementerio de La Almudena, donde recibieron sepultura en la intimidad familiar.

Al mediodía, jueces y funcionarios del Consejo General del Poder Judicial, del Tribunal Supremo, de la Audiencia Nacional y del Tribunal Superior de Madrid se concentraron frente a sus respectivas sedes, en los aledaños de la plaza de la Villa de París, y guardaron cinco minutos de silencio en repulsa a ETA.

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