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Barak logra un acuerdo parcial con el 'halcón' Sharon para formar un Gobierno de unidad

El Likud condiciona la constitución del nuevo Ejecutivo a un parón en el proceso de paz

El primer ministro israelí, el laborista Ehud Barak, y el jefe de la oposición del Likud, Ariel Sharon, llegaron ayer a un acuerdo parcial para constituir un Gobierno de unidad nacional. El pacto quedará ultimado y cerrado en las próximas horas, cuando Barak y Sharon se reúnan cara a cara, al finalizar la fiesta religiosa del shabat. Con este compromiso político podría quedar bloqueado durante largo tiempo el proceso de paz entre israelíes y palestinos, iniciándose al mismo tiempo una ofensiva bélica para acabar con la Intifada, según se vaticina en círculos políticos.

El diputado Meir Cheetrit y el ministro de Telecomunicaciones, Benjamín Ben Eliezer, en representación del partido Likud y el laborista, respectivamente, fueron los artífices de este acuerdo de principio para la formación de un Gobierno de unidad nacional que estará presidido por el propio Ehud Barak y en el que el halcón ex general Sharon será con toda seguridad el número dos, con importantes prerrogativas.Los dos negociadores, Cheetrit y Eliezer, lograron ponerse de acuerdo sobre cuatro de las seis condiciones previas que Sharon había dejado sobre la mesa de Barak para formar parte del nuevo Ejecutivo, por lo que quedan aún pendientes de resolución otros dos puntos. Aunque los portavoces del Likud y del Partido Laborista mantenían un hermético silencio sobre los puntos de desacuerdo, en medios políticos se daba por seguro que los asuntos aparcados son la petición de Sharon de tener derecho a veto sobre todas las decisiones del Gobierno y la anulación de los acuerdos de Camp David pactados en julio con los palestinos.

Este pacto de principio quedará probablemente cerrado y concluido hoy por la noche, cuando se reúnan Sharon y Barak, según anunciaba ayer un portavoz laborista. La constitución de un Gobierno de unidad nacional con estas características supondrá la congelación del proceso de paz con los palestinos, de acuerdo con los proyectos que el propio Barak anunció el lunes y los deseos de Ariel Sharon, que se opone a cualquier tipo de concesión a los palestinos.

En esta situación, el único que puede impedir la alianza Sharon-Barak es el propio presidente norteamericano, Bill Clinton, que en las últimas horas ha venido manteniendo conversaciones telefónicas con Barak en un intento de hacerle desistir de sus proyectos, animándole a reanudar las negociaciones del proceso de paz. Los intentos de Clinton parecían ayer haberse estrellado ante la tozudez de Barak, que se negaba reiteradamente a acudir a Washington, tal y como le sugería el presidente norteamericano, quien se había ofrecido nuevamente a hacer de puente entre israelíes y palestinos.

La formación de un Gobierno de unidad nacional cuenta con el apoyo de un 69% de la población, según sondeos publicados ayer por la prensa de Jerusalén, aunque estos mismos sondeos demuestran la desconfianza hacia Barak y el laborismo, que sería ahora sólo votado por un 27% de la población, frente a un 49% que apoyaría al ex jefe del Gobierno Likud Benjamín Netanyahu.

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