El nuevo vecino serbio
Tan sólo un día después de que el presidente yugoslavo, Vojislav Kostunica, prometiera en Macedonia una nueva era en la relación con sus vecinos - "Europa necesita unos Balcanes en paz y estables", dijo-, Belgrado se ha incorporado formalmente al Pacto de Estabilidad de los Balcanes. Su ingreso ayer en la asociación que apadrina la Unión Europea significa para la nueva Yugoslavia de Kostunica el final de su ostracismo internacional y un primer paso para subirse al tren de las organizaciones basadas en la cooperación democrática. El pacto fue erigido el año pasado por las potencias occidentales, tras la guerra de Kosovo, para cimentar la paz y articular la reconstrucción económica de la región más atrasada e inestable de Europa. Pero la ausencia de Serbia, uno de los países mayores de la región y clave por su importancia geopolítica, ha mantenido hasta ahora cojos sus propósitos.Durante más de una década, la Yugoslavia de Slobodan Milosevic ha sido un incesante generador de guerra y miseria para los Balcanes, y no sólo para esa región. El etnicismo expansionista y criminal de Belgrado ha acarreado a la Europa de finales de siglo sus peores y más sangrientos horrores desde la Segunda Guerra Mundial en escenarios como Croacia, Bosnia o Kosovo. Eso explica que algunos de los mandatarios reunidos en Skopje para la cumbre balcánica hayan exigido del nuevo presidente, Kostunica -que anunció en la capital macedonia el comienzo de un diálogo regional sin condiciones-, hechos relevantes que prueben rápidamente, también en política exterior, el talante democrático que proclama.
Aunque la verdadera transición serbia y el fin de la era Milosevic comenzarán probablemente tras las elecciones parlamentarias convocadas para el 23 de diciembre, el nuevo poder de Belgrado ha dado en los últimos días algunos pasos en la dirección adecuada. El más significativo es la designación hasta esa fecha de un Gobierno interino, pactado entre la oposición y el partido, hasta ahora dominante, de Milosevic, tras un tenso tira y afloja orquestado desde la sombra por el todavía muy activo dictador derrocado. Pero Kostunica tiene la ocasión de hacer un gesto inmediato que le distancie definitivamente de su siniestro predecesor. Es a propósito de Kosovo, donde ha reconocido públicamente atrocidades serbias y donde mañana se celebran comicios locales. Se trata de amnistiar al millar de albaneses detenidos en las cárceles serbias desde que las fuerzas de Milosevic los arrastraran en su retirada hace más de un año.
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