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Andreas Homoki desnuda de clichés 'La mujer sin sombra' en su debut en el Liceo

La suya es una carrera profesional meteórica. De asistente de director de escena, el alemán Andreas Homoki (Marl, 1960) ha pasado a ser en sólo ocho años uno de los más destacados directores de escena en el mundo de la ópera. Dentro de dos años sucederá al revolucionario y genial Harry Kupfer al frente de la Komische Oper de Berlín y el próximo lunes se presenta por primera vez en España con su montaje de la ópera La mujer sin sombra, una producción en la que desnuda de cichés la obra de Richard Strauss y que el Liceo ofrece a partir del próximo lunes.

¿Un genio de la dirección de escena? ¿Un enfant terrible más de la ópera? ¿Otro controverdido director de escena alemán que disfruta sacando de quicio al público tradicional de la lírica con sus montajes? Andreas Homoki es claro y rotundo a la hora de definirse. "No me gusta ser enigmático. Necesito la claridad para expresarme. Quiero que el público me entienda", clama. Se declara poco partidario de realizar relecturas de la tradición en sus montajes. "Mi filosofía es explicar las cosas de forma clara, acercándome a las óperas de una manera fresca e intentando que el público acuda a ver las obras como si fuera la primera vez", dice, aunque reconoce que no siempre resulta fácil encontrar ese punto de ingenuidad, de desapego al prejuicio, cuando el público va a ver un nuevo montaje de una ópera de repertorio.Director de actores

Aunque le precede su fama de ser uno de los directores de escena de mayor prestigio del actual panorama operístico, Andreas Homoki es en España un desconocido. Ahora debuta en el Liceo con el primer montaje que firmó fuera de Alemania y que le catapultó internacionalmente: La mujer sin sombra, de Richard Strauss, una producción del Teatro de Ópera de Ginebra estrenada en 1992 con la que se ganó el calificativo de "verdadero director de actores" de la prensa especializada.

Homoki cree en la necesidad de conectar con el público y también que es preciso limpiar de tópicos y clichés las puestas en escena de muchas de las óperas del repertorio. Con La mujer sin sombra desnuda una historia llena de simbolismos sobre la se han acumulado múltiples teorías a través del paso de tiempo, que han fijado numerosas producciones, para llegar a lo que para él es la esencia: "la historia de una relación entre seres humanos incompletos pero complementarios entre ellos".

Bajo la estructura de un cuento fantástico, La mujer sin sombra explica, según el director de escena, "la historia de dos parejas que simbolizan dos posiciones extremas frente a la vida". Con un libreto de Hugo von Hofmannsthal, la ópera presenta dos mundos, el de los seres divinos y el de terrenales, y la interrelación que existe entre ellos por la necesidad de conseguir lo que a cada uno le falta y que posee el otro. La sombra es en la ópera la capacidad de engendrar hijos, de proyectarse en el futuro, de la que carecen los divinos.

Andreas Homoki huye de la separación física de estos dos mundos. "El mundo del emperador no es superior al de los personajes terrenales. Ambos están en el mismo nivel, son las dos caras de una misma moneda", dice, y explica que la escenografía, obra de Wolfgang Gussmann, es única para los tres actos de la obra.

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"Es un espacio escenográfico simple en forma de cosmos que representa el mundo espiritual que envuelve a los personajes y en el que están presentes los símbolos que identifican a cada uno de los mundos. El del emperador es la flecha, que simboliza al cazador, al ser que se eleva por encima del mundo, el genio. La caja es el símbolo de Barak, el ser terrenal, aferrado a la tierra, que quiere tener hijos. Ambos mundos están representados de forma muy clara compartiendo un mismo espacio", explica el director de escena, que asegura que, ocho años después del estreno de la producción, hoy seguiría usando el mismo concepto si le pidieran que firmara una nueva versión de la ópera. "Quizá cambiaría algo en el aspecto de la dirección escénica, pero la filosofía sería la misma".

En el Liceo, Homoki cuenta con un reparto de cantantes encabezado por el tenor Thomas Moser, las sopranos Susan Anthony y Eva Marton, el barítono Wolfgang Schöne y la mezzosoprano Hanna Schwarz. Moser es el único que cantó en el estreno de la producción en Ginebra. "Cada cantante es diferente y en cada reposición del montaje aparecen cosas nuevas que hacen el trabajo estimulante y las representaciones únicas. Si los cantantes son personas de mente abierta, no surgen problemas y el trabajo resulta interesante", dice.

El alemán Peter Schneider, principal director invitado de la Orquesta del Liceo, es el responsable de la dirección musical de La mujer sin sombra, que se representará en seis funciones hasta el 14 de noviembre.

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