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Detenida una familia ucrania por engañar a mujeres de su país

Reacción extrema

"Una burda red de tráfico de emigrantes con beneficios económicos muy importantes que, en el fondo, se basaba sólo en tres personas y un piso en Malgrat, pero que conseguía beneficios sustanciosos sin apenas ningún esfuerzo". De esta manera ha definido Julián Martínez, el alférez del cuartel de la Guardia Civil de Calella, la red de emigración ilegal que el pasado lunes salió a la luz en Malgrat de Mar (Maresme). Durante la operación, fueron detenidas dos personas de nacionalidad ucrania residentes en Malgrat de Mar: Juliy K., de 52 años, y su hija Zinida K., de 29, acusados de delitos contra los derechos de los trabajadores y amenazas de muerte. Ambos introducían ciudadanos de este país con falsas promesas de trabajo en España a cambio de elevadas cantidades de dinero. Los trámites empezaban en la agencia de viajes que dirige la esposa del detenido en la localidad de Odesa, en Ucrania. En esta agencia se ofrecía trabajo a los emigrantes, sobre todo en el sector doméstico, además de los trámites para conseguir los permisos de trabajo y residencia. Todo, a cambio de 2.500 dólares y 2.000 más al llegar a España, en total, unas 900.000 pesetas.

Las emigrantes, pues todas eran mujeres, llegaban en autobús a Malgrat de Mar y posteriormente eran instaladas en la vivienda de los detenidos, de donde casi no salían. De hecho, el miedo que les inculcaban los estafadores por la posibilidad que fueran detenidas y repatriadas al no disponer de la documentación en regla les impedía moverse del piso. Los días pasaban y las retenidas vivían en condiciones muy duras. Según explicó el responsable de la operación, "los últimos días llegaron a dormir en el suelo y apenas se les ofrecían alimentos".

Estas condiciones, sumadas a la petición de más dinero para conseguir un puesto de trabajo, acabaron provocando una reacción extrema. Además, las mujeres vivían bajo la amenaza de que, en caso de que presentaran denuncia, las matarían a ellas y a sus familiares en Ucrania. Hartas de soportar la presión, tres de las cuatro mujeres que vivían en el piso desde el 14 de septiembre denunciaron el abuso. Las posteriores investigaciones realizadas han sacado a la luz que la red ilegal funcionaba desde hace tiempo, ya que se sabe de una víctima que ya estuvo en el piso en 1998. La Guardia Civil continúa investigando para descartar que estas personas estén implicadas también en una red de prostitución, aunque no se esperan más detenciones porque la red de tráfico de emigrantes era un negocio familiar. Las víctimas están alojadas en un hotel a la espera que el Ayuntamiento de Malgrat de Mar realice los trámites necesarios para negociar su repatriación. La joven implicada quedó en libertad con cargos y su padre ingresó en prisión tras negarse a pagar la fianza exigida.

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