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Duran Lleida propone que se abandone el término nacionalismo "por su desprestigio"

A sus 48 años, a Josep Antoni Duran Lleida le llegó la hora de su puesta de largo como candidato a la sucesión de Jordi Pujol. El líder democristiano pronunció ayer una densa conferencia de casi una hora y media, jalonada de constantes referencias críticas a sus socios de coalición, en la que sentó las bases ideológicas y programáticas de su proyecto de futuro para liderar Convergència i Unió. Ante un auditorio que superó las 500 personas, Duran Lleida apostó por abandonar el término nacionalismo, debido a su desprestigio internacional, y sustituirlo por el de "catalanismo político".

Quizá ningún acto público de Duran Lleida había despertado tanta expectación como el de ayer. El líder de Unió no aportó, aunque se lo propuso, ninguna idea que no hubiera desgranado en el pasado. Despertó expectación inicial, pero la lectura de los más de 20 folios, y la hora y media de discurso, provocó cierto sopor entre el público.Duran fue comedido y evitó por tanto personalizar sus críticas a Convergència y hacia alguno de sus dirigentes, en especial a los del sector soberanista. Pero los ataques fueron de toda índole, desde el rechazo al concepto de soberanía, que tanto gusta de utilizar Pere Esteve -secretario general de CDC-, hasta una acusación directa por "las batallas personales y las zancadillas" dentro de la coalición. Mientras, su contricante a la sucesión, Artur Mas, sentado en primera fila, se mantenía impertérrito.

El tono moderado de sus palabras no impidió que fuese claro y contundente en su exposición. Confirmó que opta al liderazgo de CiU, pero no a dirigir la actual coalición, sino una refundada, con un proyecto ideológico y programático redefinido y que, sobre todo, recupere la centralidad de antaño.

La principal novedad de este proyecto será su denominación y se utilizará por tanto el término catalanismo político, que no "perjudica", en lugar de nacionalismo, un concepto que, según afirmó, se ha desprestigiado en el mundo occidental. Y lo que conviene a CiU, agregó, es presentar su lado positivo y esconder el negativo.

Duran hizo un diagnóstico un tanto pesimista sobre la situación de la coalición nacionalista. Así, dijo que el desconcierto invade al "nacionalismo hegemónico de Cataluña" y que urge una redefinición del proyecto, so pena de quedar anquilosado y de perder las próximas elecciones autonómicas. Los resultados de los últimos comicios fueron, en opinión de Duran, una seria advertencia.

La nueva coalición deberá abadonar el nacionalismo "identitario" y sustituirlo por uno mucho más social que sea capaz de agrupar a todos los sectores de la ciudadanía catalana, con el objetivo de mejorar la "cohesión social". Y entre estos sectores destacó el castellanohablante y el que también se siente español.

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Un nuevo catalanismo, continuó, dentro del actual marco constitucional, que valore los beneficios del proceso autonómico -"si no, podríamos vivir en una frustración permanente", señaló- y que no se cuestione repetidamente la actual configuración del Estado. Por tanto, un catalanismo no independentista. Ello, añadió Duran, no prefigura que CiU aparque la reivindicación de mayor autogobierno, pero apostó por hacerlo con unos términos "más sencillos e inteligibles". Al hilo de esta idea, criticó con dureza los continuos debates sobre la posible reforma del Estatut: "De tanto hablar, lo que hacemos es debilitarlo [el Estatut]".

Ambigüedad

El problema, a juicio de Duran, es que CiU ha ido cambiado paulatinamente y se ha escorado hacia el soberanismo. La solución, aparte de recuperar la centralidad perdida, es aplicar los métodos que dieron tantos frutos en el pasado. De esta manera, el líder de Unió defendió la "ambigüedad" del discurso político, que ha permitido, en su opinión, "dar satisfacción a los extremos de un amplio electorado".

Duran Lleida no eludió en su conferencia uno de los más espinosos asuntos que invaden el nacionalismo de CiU: la participación en el Gobierno central. "No quiero ser ministro", precisó Duran, ni tampoco, dijo, participar en el actual Ejecutivo central, pero a la vez defendió la necesidad de que se abra este debate en el seno de la coalición. "No hay que considerarlo un tema tabú", apostilló. Para el líder democristiano, uno de los objetivos del catalanismo, y ahí coincidió con las tesis del socialista Pasqual Maragall, es hace pedagogía en el resto de España sobre los beneficios de la diversidad. "He aquí", manifestó, "otro de los restos del catalanismo político: el de hacer entender al conjunto del Estado que la esencia de la España constitucional y moderna radica en su diversidad".

En cuanto al contenido programático del nuevo proyecto, Duran enumeró seis grandes compromisos: cohesión social, calidad cultural, sociedad emprendedora y desarrollo sostenible, ciudadanía activa, modernización de la estructura administrativa y cooperación institucional. En este línea propuso una nueva ley electoral, una segunda sobre limitación de mandatos en algunas instituciones y una tercera sobre financiación de partidos. Entre el selecto auditorio que acudió al paraninfo de la Universidad de Barcelona estaba la plana mayor de Unió y varios dirigentes de CDC, como Artur Mas, Miquel Roca, Josep Maria Cullell y Macià Alavedra.

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