Israel ordena a sus soldados disparar contra cualquier palestino que esté armado
Israel ordenó ayer a sus soldados disparar contra cualquier palestino armado, sea civil o militar. Ehud Barak tomó ayer esta decisión como respuesta a una nueva oleada de violencia en Cisjordania y Gaza, que se cobró tres muertos y más de treinta heridos. La medida confirma la ruptura de los acuerdos de pacificación pactados en Sharm el Cheik hace una semana gracias a la mediación de la diplomacia internacional, y en el que se estableció entre otras medidas la restricción de las armas de fuego por parte de los soldados, a los que se les recomendó sangre fría y calma ante las agresiones palestinas.
Más disparos
Hasta ahora la cúpula militar había recomendado calma a sus soldados, permitiéndoles disparar sólo en casos extraordinarios, de fuerza mayor o para defender sus vidas."No tenemos intención de hacer una masacre, pero nuestra respuesta será dura contra los palestinos que disparen contra nuestras fuerzas. La respuesta a los ataques palestinos se intensificará en todos los lugares", había advertido el coronel Noam Tivón, uno de los responsables de las tropas israelíes en Cisjordania, poco antes de que se impartieran estas nuevas instrucciones.
Al tiempo que se daban las nuevas órdenes, el Gobierno adoptaba otra decisión drástica; el cierre por un tiempo indefinido del aeropuerto internacional de Gaza. El Ejecutivo de Ehud Barak alegó como excusa un incidente banal y confuso acaecido pocas horas antes, cuando a un miembro de las fuerzas de seguridad palestinas de paso por el aeropuerto se le encontró un arma en su poder. El incidente en el aeropuerto de Gaza, que mantuvo paralizado durante todo el día el tráfico, pudo ser solventado a última hora de la noche, después de que un representante del Gobierno israelí, Danny Yatom, asesor del primer ministro en temas de seguridad, y un dirigente de las fuerzas de seguridad palestinas, el general Hamine al Hindi, llegaran a un principio de acuerdo que posibilitará hoy la reapertura del único aeródromo administrado por la Autoridad Nacional Palestina.
La decisión de la cúpula militar de flexibilizar el uso de las armas contra los palestinos se reflejó ayer con claridad en la intensificación del fuego en el frente de Belén, una de las bolsas más importantes de violencia de los territorios autónomos, donde desde hace una semana permanecen enquistados, mirándose frente a frente, los tanques israelíes y los francotiradores palestinos.
Las tropas de Israel tratan de proteger a una comunidad judía de 35.000 habitantes, que vive en el antiguo asentamiento de Gilo, convertido hoy en un barrio de Jerusalén, y que cada noche sufre los disparos de los palestinos apostados en las últimas casas de la aldea de Beit Yala, colindante a Belén.
Aún así, las últimas operaciones militares contra el pueblo de Beit Yala (8.000 habitantes, en su mayoría cristianos) no parecen haber hecho mella en los combatientes invisibles palestinos, que ayer al atardecer, amparándose en la oscuridad, volvieron a disparar contra la comunidad judía de Gilo. "Gilo es nuestra tierra. Nos la robaron. Eran los terrenos de nuestro pueblo", aseguraba un militante de Al Fatah, mientras miraba con odio las casas del asentamiento. A sus espaldas, en la confluencias de la calle Saint Nicholas con Mugtaberin, la familia Nazzal contemplaba impasible la habitación de sus hijos (de 4 y 2 años) que la noche anterior había quedado destrozada por un obús israelí. Los niños salvaron milagrosamente la vida porque minutos antes, cuando empezaron los bombardeos, estallaron en lágrimas y buscaron refugio en la habitación de sus padres.La batalla de Beit Yala, a las puertas de Jerusalén, en el corazón de la ciudad de Belén, no tiene fin. Responsables de las fuerzas de seguridad israelíes y palestinos trataron durante todo el día de establecer un alto el fuego. La reunión acabó con un fracaso, al que siguió un nuevo tiroteo palestino y el estruendo de los obuses israelíes. Las tropas han sellado las entradas a la ciudad del Nacimiento de Jesús.
"No se cuanto tiempo más podremos continuar así. Todo aquí ha quedado paralizado. La gente está haciendo acopio de alimentos. Las tiendas empiezan a estar vacías. Nos estamos preparando para el asedio", anunciaba un combatiente de Al Fatah, mientras minimizaba la primera Intifada (1987 a 1993) y aseguraba que ésta es otra cosa; una verdadera guerra en favor de la independencia nacional y la recuperación de Jerusalén este.
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