El fiscal pide que se reabra el sumario del atentado contra Blanco tras la declaración judicial del etarra Muñoa
Ibon Muñoz, presunto miembro del comando Donosti, de ETA, ha reconocido ante la juez Teresa Palacios que conocía a Miguel Ángel Blanco, concejal del PP de Ermua (Vizcaya) secuestrado y asesinado en 1997, porque trabajaba en Eman Consulting, empresa que llevaba la contabilidad de su negocio familiar, Recambios Automóviles Muñoa, SL. Muñoa admitió también haber facilitado a sus supuestos asesinos información sobre tres ediles populares, si bien negó que hubiera aportado datos sobre Blanco. En vista de ello, el fiscal ha decidido pedir a la Audiencia Nacional que reabra el sumario sobre el atentado contra Blanco, que fue archivado provisionalmente por falta de autor conocido.Fuentes jurídicas indicaron ayer que existen indicios suficientes para imputar a Muñoa un delito de secuestro, como cooperador necesario, ya que en su declaración judicial ha admitido que alojó a los miembros del comando Donosti desde 1995 hasta 1998 y, en concreto, durante los dos días que tuvieron secuestrado a Blanco antes de ejecutarle a tiros.
A ese respecto, Muñoa reconoció asimismo que dejó a los miembros del comando Donosti un coche aparcado en la estación de Zarautz (Guipúzcoa) por si les hacía falta para escapar tras asesinar a Blanco. También les ofreció una vivienda que tiene en la costa guipuzcoana, pero los terroristas no la utilizaron porque no la consideraron segura.
Aunque negó saber que se iba a secuestrar a Blanco, Muñoa reconoció que vio al etarra José Luis Geresta un día antes de que se realizara el secuestro cerca de su trabajo. Explicó que el concejal no pudo ser capturado porque ese día no fue a su empresa, pero sí lo hizo al día siguiente y fue entonces cuando le cogieron.
Existen indicios de que Muñoa siempre mantuvo el contacto con Javier García Gaztelu, incluso cuando éste abandonó el comando Donosti y se trasladó a Francia, ya que ha declarado que realizaba matrículas falsas por encargo de un joven francés que venía en nombre de ese presunto terrorista. Algunas de esas matrículas han sido halladas cuando se desarticuló el comando Vizcaya, en enero pasado, y en el vehículo con el que se intentó robar una troqueladora en Irún en noviembre de 1999.
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