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Romanistas no hay más que dos

Un jubilado de 55 años, un judío malagueño, una fisioterapeuta que busca otra titulación y tres universitarios más. Es la clase al completo de Literatura III, una asignatura de segundo curso de Filología Hebrea en la Complutense. Son los alumnos "más caros" del campus madrileño, según el director general de Universidades de la Comunidad, José García.Y es que, aunque parezca mentira, los alumnos que más le cuestan al sistema público no son los que manejan tubos de ensayo o aparatos ultramodernos, sino los de algunas licenciaturas donde usan diccionario y papel, como las filologías. Los matriculados en primer curso de estas carreras se cuentan con los dedos de la mano.

Un ejemplo: la Universidad Complutense ofrece 100 plazas de árabe para el primer curso; de momento sólo se han cubierto 10. La Autónoma ofrece 115 para esta misma titulación; sólo se han inscrito cuatro alumnos. La carrera con menos seguidores es Filología Románica: sólo dos interesados en primer curso.

La decana de la Facultad de Filología de la Universidad Complutense, Pilar Saquero, reflexiona sobre la escasa afición al estudio de estas disciplinas: "Hay que eliminar esta concepción mercantilista de la universidad. No somos unos grandes almacenes". Y lo defiende con argumentos: "Son titulaciones que se han impartido siempre y tenemos la obligación intelectual de mantenerlas porque una universidad privada nunca las va a impartir".

Además del descenso de la natalidad, la reforma de los planes de estudios de los noventa desgajó en varias titulaciones lo que antes sólo eran especialidades.

En cualquier caso, y sea por la causa que sea, Pilar Saquero también ha echado números y sabe que licenciaturas con tan pocos alumnos son complicadas de mantener. "Estamos en plena reestructuración de los contenidos para aunar materias de estudios que antes de los noventa eran una única titulación". Una reestructuración cuya clave está en algo que llaman "horizontalidad", que no es otra cosa que intentar hacer coincidir a alumnos de varias licenciaturas en un único aula.

Pero mientras aprueban la nueva organización, Carlos Martínez, el jubilado de 55 años que estudió matemáticas, afronta aplicado junto a sus cinco compañeros la lectura del Pentateuco en Literatura Hebrea III. "Da gusto estudiar así", explica. Y Natalia Muñoz, de 19 años, que eligió hebreo en primera opción, le da la razón: "Somos como una pequeña familia. Esto es un lujo". Son ocho en segundo curso, al menos sobre el papel. "En la práctica, el curso pasado había muchas veces que sólo estábamos ella y yo", comenta Natalia señalando a Ana Isabel Iñurrieta, la fisioterapeuta. "Y eso te motiva, porque sabes que si no vienes a una clase, ella se va a quedar sola".

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El director del departamento de Estudios Hebreos y Arameos de la Complutense, Luis Girón, también ve sus ventajas. "Por encima de 20 alumnos y para la enseñanza de una lengua es ya exagerado. Sobre todo si quieres conseguir resultados". "En Cambridge tampoco hay más gente en estos estudios y nadie se cuestiona si tienen que existir", explica.

La desaparición de una licenciatura sólo se puede llevar a cabo si así lo solicita el propio centro. "¿Qué vamos a hacer? ¿Damos la jubilación anticipada a todos los profesores?", se pregunta con ironía la decana de Filología.

El director general de Universidades ha establecido un grupo de trabajo con los vicerrectores de ordenación académica de las seis universidades públicas de la región para optimizar los recursos y el personal en las carreras menos demandadas. Por ejemplo, poner a los profesores de Filología Eslava -en la que, de momento, sólo hay 11 alumnos matriculados- a dar clases de ruso.

Otra posibilidad "más complicada y a muy largo plazo", reconoce García, es que las titulaciones que se imparten en más de una universidad con pocos alumnos -como Filología Clásica, Francesa, Árabe- se impartan de forma conjunta y compartan profesorado.

Mientras se estudian cambios, el curso de Literatura Hebrea III sigue con seis alumnos. No es así en todas las asignaturas de estas carreras minoritarias, según Girón. Hebreo también ofrece otras asignaturas -como Cábala y Mística Judía o Introducción al Talmud- que son abiertas a otras carreras y levantan gran expectación. "Pero esas materias sólo se pueden ofrecer en el marco de una licenciatura, donde siempre va a haber asignaturas como Historia de la Lengua Hebrea o Literatura Hebrea III en las que, por lo especializadas que son, va a haber un máximo de cuatro o cinco personas".

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