Un apagón provoca un caos y el atasco de miles de pasajeros en el aeropuerto de Palma
Veinte mil personas se congregaron en la terminal que se bloqueó durante seis horas
Un apagón motivó ayer un enorme atasco humano y la paralización del tráfico aéreo en el aeropuerto de Mallorca, que quedó seis horas bloqueado e inactivo por falta de energía eléctrica en sus dependencias interiores para la atención al pasaje y equipajes. Las modernas terminales del aeropuerto de Son Sant Joan estuvieron por la mañana repletas de gente y más de 20.000 pasajeros se congregaron en sus salas, a la fuerza, a la espera de la salida de su vuelo, en buena parte ocupando zonas oscuras y sentándose en el suelo. Ayer, había previstos seiscientos vuelos.
Ayer debían pasar por el aeropuerto de Palma 100.000 viajeros, pero una avería eléctrica lo convirtió en un caos. A última hora de la tarde se arrastraban retrasos de hasta cuatro horas en los trayectos nacionales.Un problema eléctrico, motivado por un cortocircuito en unas barras-fusibles de 15.000 voltios, tardó más de seis horas en resolverse. Desde las seis de la madrugada hasta el mediodía, esta avería interna en una "zona crítica" de la red de energía aeroportuaria inutilizó el uso de los sistemas autógenos de emergencia de la propia subcentral del aeropuerto y las conexiones al sistema eléctrico general externo. Al aeródromo mallorquín de Son Sant Joan llegaba la corriente eléctrica y podía generarse, pero no distribuirse.La torre de control, el centro de operaciones y las plataformas de las pistas tuvieron energía, pero la dirección redujo la entrada de aviones a ocho a la hora, cuando la frecuencia normal alcanza los 40. En las pistas aparcaron hasta 90 aeronaves. La información audiovisual y escrita estaba invalidada. Los escritos de reclamación y protesta en las oficinas de Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea (AENA) y de muchas compañías se agotaron.
Juan, un viajero que debía volar a Ibiza, describía así la situación: "He visto gente con mecheros y pilas en una gran sala oscura". Poco a poco la multitud inmóvil creció. Ni los servicios interiores ni los sistemas alternativos funcionaron debido a la falta de suministro. Entre las siete y las ocho de la mañana, algunas compañías que llamaban a sus clientes con megáfonos a pilas facturaron las tarjetas de embarque a mano, al quedar inutilizados los sistemas informáticos. La Guardia Civil revisaba a mano los bultos de los pasajeros. Varias expediciones arrastraron sus maletas cientos de metros hasta la escalerilla del avión porque las cintas transportadoras estaban inutilizadas.
La compañía Gesa-Endesa, que mantiene en exclusiva la generación y distribución de electricidad en Baleares, se desmarcó de cualquier responsabilidad y apuntó a AENA. Gesa desvinculó el caos de Son Sant Joan de los prolongados apagones registrados en Baleares durante el pasado verano.
Juan Antonio Ferrer, consejero de Obras Públicas de Baleares, calificó el suceso de "extraño e inexplicable". Celestí Alomar, consejero de Turismo, visitó el aeropuerto, donde miles de turistas malhumorados esperaron que se hiciese la luz para poder volar. La policía estuvo alerta en las puertas de las terminales. Mariano Menor, el director del aeropuerto, dijo que la seguridad estuvo garantizada. Por otro lado, un fallo en un avión de la compañía Air Nostrum paralizó dos horas el aeropuerto de Manises (Valencia).
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