Iragi sólo ha cumplido dos meses de una pena de 5 años
Harriet Iragi Gurrutxaga, de 23 años, el presunto miembro del comando Andalucía de ETA detenido anteanoche en Sevilla tras el asesinato del médico militar Antonio Muñoz Cariñano, tiene pendiente de cumplir una sentencia de cinco años de prisión que le impuso la Audiencia de Vizcaya, y ratificó el Tribunal Supremo, por el ataque a una patrulla de la Ertzaintza durante unos disturbios. El etarra ha cumplido menos de dos meses de esa sentencia de cinco años.Harriet Iragi fue detenido por primera vez en junio de 1994 por la Ertzaintza en una manifestación de apoyo a ETA, aunque luego quedó en libertad.
Posteriormente, Iragi participó en los disturbios callejeros que tuvieron lugar en Bilbao el 4 de mayo de 1996. Una veintena de jóvenes, todos ellos encapuchados, lanzaron piedras y otros objetos contundentes contra dos agentes de la Ertzaintza que custodiaban una parada de autobús en Bilbao, y que se refugiaron en su coche patrulla, que resultó dañado.
Huido de la justicia
Capturado durante la algarada, el juzgado número 6 de Bilbao decretó para Iragi la prisión provisional el 6 de mayo de 1996. Iragi permaneció en prisión hasta el 2 de julio siguiente, es decir, menos de dos meses. Apenas 20 días después de su salida en libertad, el 22 de julio de ese año, la Audiencia de Vizcaya le condenaba a cinco años de prisión por un delito de desórdenes públicos y otro de atentado relacionado. Esa sentencia fue confirmada por el Supremo un año después, el 13 de mayo de 1997, pero Iragi nunca ingresó en prisión para cumplirla porque ya había huido.Tras su detención en la madrugada del martes en Sevilla, Iragi deberá cumplir la condena de cinco años que tiene pendiente, aparte de las otras penas que le puedan corresponder por su presunta participación en atentados del comando Andalucía.
La mayoría de etarras detenidos tras la tregua de ETA proceden del movimiento juvenil Jarrai o de la kale borroka, como Harriet Iragi o su compañero de comando, Igor Solana Matarran. También nacido en Bilbao, Igor Solana fue detenido por la Ertzaintza el 9 de noviembre de 1993 como presunto participante en la brutal paliza al ertzaina Ander Susaeta en las fiestas de Bilbao. Solana fue identificado por la Ertzaintza en el vídeo grabado por una cámara de seguridad entre la veintena de individuos que patearon con saña al ertzaina hasta que logró huir y refugiarse en una cafetería. Solana estuvo algunos meses en prisión, pero fue absuelto por la Audiencia de Bilbao.
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