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LA OFENSIVA TERRORISTA

Testigos reconocen a Gorka Palacios como uno de los asesinos de Portero

Varios vecinos de la calle en la que fue asesinado Luis Portero, fiscal jefe de Andalucía, han reconocido por las fotos que les ha mostrado la policía a Gorka Palacios Alday como uno de los tres etarras autores del crimen. Todo parece indicar que los terroristas se habían desplazado desde Sevilla a Granada el jueves en un coche robado el 30 de septiembre en Alcalá del Río, muy cerca de la capital andaluza. Interior sospecha que ETA ha desplazado un comando itinerante a Andalucía, que ha tomado Sevilla como base operativa.

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Los testigos que han reconocido a Palacios han descrito a dos de los asesinos como jóvenes de entre 28 y 30 años, de 1,80 metros de estatura y complexión atlética. Ambos iban vestidos de gris y uno de ellos lucía perilla. El Ministerio del Interior, no obstante, no da "seguridad total" a estas identificaciones, y espera localizar alguna huella de los supuestos integrantes del comando. El único terrorista identificado es Igor Solana Matarrán, una de cuyas huellas fue localizada en Málaga tras el asesinato del edil José María Martín Carpena.Los asesinos llegaron a Granada en un Renault 9 -marca y modelo habitual en los últimos atentados etarras- que había sido robado en Alcalá del Río y llevaba placas duplicadas con números y letras hechos con adhesivo negro. El lugar del robo del coche, su matrícula (SE-7495-CF), la sucesión de bombas en la capital andaluza y la información utilizada hace pensar a los investigadores que el comando ha instalado su base operativa en Sevilla, aunque también tendría infraestructura en Granada y Málaga.

La autopsia ha revelado ahora que Portero recibió un único disparo de frente, por lo que el fiscal jefe debió ver a sus atacantes antes de morir. Los terroristas utilizaron una pistola automática limpia, no utilizada en ocasiones anteriores, cargada con munición de la marca Santa Bárbara.

Los etarras quisieron desbaratar cualquier pista destruyendo con una bomba el vehículo con el que habían llegado a Granada. Y a punto estuvieron de provocar una masacre. Los mandos de la policía que intervinieron tras el atentado en Granada rechazaron los perros que la Guardia Civil puso a su disposición para buscar un posible coche bomba.

El automóvil, aparcado a 40 metros del lugar del atentado, pasó inadvertido para la Policía y estalló cuando ya se había levantado el cinturón de seguridad y restablecido el tráfico rodado. La policía buscó infructuosamente, mediante un examen visual, el automóvil. Hacia las 16.35 desacordonaron la zona. Cuando todo parecía normal, diez minutos antes de las cinco de la tarde, una llamada al diario Ideal avisó del inminente estallido de la bomba en una calle diferente a donde estaba el automóvil. La explosión se produjo a las 17.02. A la vista de la deflagración, los mandos de la policía rectificaron y accedieron a que interviniera la Guardia Civil, que rastreó la zona con los perros ya sin ningún resultado.

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