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Tribuna:LA CRÓNICA
Tribuna
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Dogma EMPAR MOLINER

Vale, vale, Dios ha muerto, Mao también y Pujol está como un chaval, pero ¿cómo se encuentra Pau Riba?Pues para comprobarlo, ayer fui a verle al Aula Magna de la Universidad de Barcelona, en el Vall d'Hebron. Daba una conferencia que se titulaba ¿Por qué Dios es etimológicamente incorrecto?

Me camuflé de universitaria, con un top y una faldita más breves que una temporada en l'Espai, a ver si colaba, pero de sobras sabía que no. En realidad mi disfraz no era realista; era la exagerada interpretación de la universitaria que haría una profesional de los contactos. En una facultad no me como nada. Yo triunfo en las paradas de taxis, las obras, los campeonatos de petanca o los bares en un día de partido por el Plus. En la Universidad me pasa como al roquero: soy "demasiado vieja para atraer a los profesores, demasiado joven para atraer a los estudiantes". Bueno... Mejor. No podría soportar otra vez que un alumno aventajado me tomara por la mujer del decano y me recitara la plasta frase del final de Té y simpatía (que no sé por qué es tan famosa, siendo tan plasta, la verdad).

Cogí un taxi y, como suponía, el conductor no sólo no sabía dónde estaba la facultad, sino que me tiró el callejero por la cabeza para que buscara yo misma. Busqué yo misma.

Ir en taxi un lunes por la mañana es lo más parecido a ir a ver un espectáculo de Moncho Borrajo: por 2.000 pesetas oyes a un señor despotricar del Gobierno, de la oposición, de los periodistas, del euro, de las pensiones y del precio de la gasolina. Sales nueva.

Como Pau Riba todavía no actuaba, me fui al bar, y la camarera también me trató como a una convicta en el comedor de Sing Sing. Recuérdenme que cuando termine con ustedes me queje al alcaide.

Sin embargo, el café que me echó por encima estaba tan malo que sentí nostalgia de la juventud perdida, y el trozo de pizza era tan infame que me vinieron lágrimas a los ojos. Ahora, se lleva presumir de gastrónomo, lo sé. Sé que para ser intelectual hay que ser gastrónomo. Sé que para ser gastrónomo hay que frecuentar restaurantes caros de aspecto cutre y luego escribir sobre esos restaurantes, procurando llamar siempre a la dueña por su nombre de pila, tipo: "La Dolors de cal Pinxo me hace unos calamares sublimes...".

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Pero sepan que ese bar de la facultad pondría sentimental al gastrónomo más gastrónomo. Incluso ablandaría a mi admirado Pere Tàpies, que como saben ustedes, es el gastrónomo oficial de Cataluña (y pronto saldrá en el libro Guiness por ser el humano que ha inaugurado más concursos de xató en el mundo).

Pero vayamos a la conferencia. A mí me gusta Pau Riba y su perilla produce un efecto muy raro en mis 50 mejores amigas y en mí: siempre que la vemos de cerca, tenemos ganas de desnudarnos y danzar a su alrededor como en un aquelarre.

Total, que Riba explicó que verso viene de versus-us, que significa verter. Como sutantivo es surco donde se vierte la semilla. Esto vendría a cuento porque Dios en catalán es Déu pero según Pau tendría que quitarse el acento de encima y ser deu, o sea fuente, o sea que vierte la semilla. En fin, que el creador también tiene su lado femenino (porque hoy en día, incluso siendo Dios, si no tienes tu lado femenino serás un pringado y no venderás ni un libro). Es la misma tesis que la de la película Dogma pero con gracia.

Como pueden ustedes suponer, Pau, que es muy listo, citó unas cinco veces la palabra diversidad, dado que en la vida, diversidad es la palabra que más te hace triunfar (seguida de Mediterráneo y Multicultural). No entiendo cómo el odioso de Robin Williams, en la detestable El club de los poetas muertos no la dijo ni una sola vez, con lo enrolladito que era con sus alumnos.

Cuando Pau estaba a punto de acabar, explicó que la universidad tenía que ser diversión, una profesora (de nombre Bordons) asintió sonriente con la cabeza. Pau terminó y miró con cara de satisfecho al auditorio. "Bueno...", concuyó, e hizo ademán de irse. "Puedes quedarte, ¿eh?", le dijo otro profesor (llamado Caparrós). Tuvo que sentarse de nuevo, claro, porque la inauguración no había hecho más que empezar. Bordons se había puesto unas gafas de concha negra y empezó a leer. Pau movía el vaso de agua como si fuera un cubata.

Consuelo Bautista

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