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Reportaje:

Solidaridad a pedales

Tres veinteañeros montan una 'bicimensajería' para dar trabajo a inmigrantes fuenlabreños

La subida del precio de los carburantes no inquieta a los tres empresarios y trabajadores de la mensajería Fugaz, en Fuenlabrada, pues en el centro de operaciones de la cooperativa no hay ningún vehículo a motor. Sólo bicicletas. Roberto Morcillo y Susana Sanz, de 24 años, y Alejandro Pérez, de 23, saben, por el sudor y las agujetas, que los vehículos de Fugaz no necesitan más combustible que unas piernas fuertes, capaces de resistir los kilómetros de pedaladas imprescindibles para llevar correspondencia y paquetes pequeños a cualquier punto de Fuenlabrada, incluso a barrios alejados del casco urbano, como Loranca.Con todo, la bici no es la única peculiaridad de esta compañía recién nacida. Roberto, Susana y Alejandro, que antes ejercían de trabajadores sociales y animadores, se han enfundado el traje empresarial con un objetivo singular: "Queremos servir de plataforma de inserción para inmigrantes y jóvenes fuenlabreños, que sufren más directamente los problemas del paro", anuncian.

Por eso, han elegido una fórmula jurídica, "solidaria y, alternativa al actual sistema social y económico"; esto es, la cooperativa, donde los trabajadores son, a la vez, socios de la empresa. Con anterioridad, trazaron un plan de viabilidad del negocio, para ver si una mensajería con radio de acción local podría cuajar.

La respuesta del informe, en el que participó la Fundación para el Empleo del Ayuntamiento de Fuenlabrada, fue positiva, tanto que vaticina que podrán contratar más personal dentro de pocos meses. Y es que a los bicimensajeros les repele la ayuda compasiva. "Lo idóneo es dar a los inmigrantes una oportunidad laboral, para que se ganen un salario y puedan vivir aquí", remarca Roberto. De momento, es el colectivo Codif (Coordinación e Integración de Inmigrantes de Fuenlabrada), en el que este joven imparte clases, el que ha cedido a los cooperativistas una habitación con ordenador y unas sillas, hasta que Fugaz se consolide.

El Ayuntamiento aporta la mayoría de los encargos, sobre todo cartas y pequeños paquetes procedentes de la Junta del distrito de Loranca y la propia Fundación para el Empleo, entre otros. Lo peor de este "buen cliente" es que paga "tres o cuatro meses después de realizado el encargo, lo que provoca un desajuste contable", se lamentan. De ahí que los fundadores de Fugaz estén explorando también el campo privado en busca de clientes, a quienes tratan de contagiar la fascinación por un servicio "solidario, ecológico y rápido".

"Al principio dudan, pero nosotros les demostramos que la bicicleta es más veloz de lo que parece, porque tenemos dividido el municipio por zonas y llegamos de inmediato a cualquier parte", resaltan.

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