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Tribuna
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Paso del Estrecho

La noticia debería hacer saltar todas las alarmas: los inmigrantes ilegales que son detenidos al llegar a tierra española, tras un breve atestado administrativo, son devueltos a Marruecos esposados y encerrados en los furgones policiales aparcados en las bodegas de los ferrys que cruzan diariamente el Estrecho. Imaginemos lo que ocurriría si, por desgracia, naufragara uno de esos barcos. Todo lo relativo a la emigración clandestina desde África a España comienza a adquirir tintes no precisamente atractivos. Cada vez son más los detenidos al llegar en pateras a las playas. Los vemos desfallecidos, deshidratados, deshechos. Algunos pueden pensar que el aumento en número se debe a la mayor eficacia y medios de los servicios de vigilancia. Sin negar esto, otros podemos creer que simplemente son cada vez más los que salen de las playas marroquíes en pateras o zodiac o bien saltan al mar desde barcos que colaboran con las mafias en el Estrecho. Y el único efecto llamada es lisa y llanamente que allí viven en el límite de lo humano y aquí ofrecemos un paisaje de consumo y de trabajo, aunque sea sumergido y explotado.El ministro del Interior dijo este verano que la Ley de Extranjería se hacía, entre otras razones, para evitar precisamente el surgimiento de los Le Peen y sus partidos en España. No podemos estar tan seguros de eso. Lanzarote o Almería están ahí como aviso.

Tenemos por delante años de adaptación y cambio cultural. Van a seguir viniendo de cualquier forma. Es mucho el atractivo y las posibilidades que les ofrece esta sociedad, aunque haga huelgas por el precio del gasoil. Lo único que puede modificar esta tendencia es que el potencial inmigrante tenga motivos de bienestar económico y social como para quedarse en su país de origen. Mientras tanto los Estados democráticos y "civilizados" deben desarrollar políticas de asistencia social y actuaciones que favorezcan el respeto al diferente y la tolerancia cultural. Y, por supuesto, si hay que devolverlos, hagámoslo en condiciones humanas y "civilizadas". Eso es lo que dice la ley, aunque no sea la de Extranjería.

JAVIER ARISTU

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